Las luchas de Bonavista contadas en un mural

«En este barrio hemos conseguido muchas cosas pero han costado mucho esfuerzo... En este mural estamos dibujados todos: los abuelos y los niños; toda la gente con sus oficios. Y hay lugares del barrio muy conocidos como la fuente ¿La ves?... Pintar ha sido una experiencia bonita, me hace sentir orgulloso», cuenta emocionado Ángel Huertas. Tiene 10 años y es alumno de quinto de primaria de la Escola Bonavista. Forma parte del grupo de niños que, cuidadosamente, se afana en completar los detalles del mural que está transformando una de las paredes del parque infantil que se encuentra frente a la Plaça de la Constitució.

Lo que tal vez no sepan Ángel y sus compañeros es que este parque donde tanto han jugado también es producto de una lucha ciudadana porque inicialmente era una simple parcela de tierra de la cual nos niños se fueron apropiando dibujando rayuelas en la tierra.

Y es que justo de eso va este mural de grandes dimensiones: de las luchas vecinales que se libraron incluso en plena dictadura franquista para dotar al barrio de los servicios más elementales.

La ‘devolución’ a la ciudad

El mural, es la ‘devolución’ a la ciudad de la investigación que ha hecho el antropólogo Federico Bardají y dirigida por la catedrática de la URV, Montserrat Duch Plana, sobre el papel clave de las 14 asociaciones de vecinos de Tarragona durante la dictadura y la transición democrática, un trabajo financiado por la Secretaría de Estado de Memoria Democrática.

Todo sin olvidar, como cuenta Bardají, que justamente en Bonavista, en el año 1964, antes de que terminara la dictadura, se fundó clandestinamente la primera asociación de vecinos de la ciudad.

Lo peculiar del proyecto es que la forma de comunicar el resultado de la investigación ha sido a través de un mural del que se ha encargado el colectivo artístico 27.7 Art Group, también muy ligado al barrio. El financiamiento de la obra ha corrido a cargo del Ayuntamiento de Tarragona.

Darío Corbacho, gestor cultural, cuenta que «buscamos una imagen poética que pudiera resumir la unión vecinal frente a las múltiples adversidades y necesidades básicas (falta de luz, agua potable, asfaltado, alcantarillado, educación pública, sanidad, llar de jubilats, acceso a la cultura...) Y a la vez manifestara el empoderamiento cívico y la voluntad de construir un futuro más próspero, con libertades sociales, derecho real al voto y sin autoritarismo ni persecución política».

El encargado del diseño ha sido el artista plástico y profesor de la Escola d’Art i Disseny de Tarragona, Álvaro Hernández quien contó no solo con la documentación histórica, sino con abundante material gráfico de la época, desde fotografías hasta carteles y sellos postales.

Cuenta Hernández que para el proyecto realizó más de diez bocetos, todo sin contar con que una vez que ya se estaba pintando se siguieron haciendo modificaciones sobre la pared misma. Corbacho reconoce que la obra ha suscitado no poco debate, en parte porque «el pasado rojo del barrio aún sigue pesando y siendo un tabú para muchas personas», dice.

Hacerlo suyo

Para cerrar el círculo la ejecución del mural correspondió al muralista e ilustrador infantil Miki Pérez Pla, quien ha sido además el encargado de hacer partícipes a los niños de las escuelas del barrio «y a todas las personas que se han acercado a preguntar y que han querido pintar». Explica, además, que el hecho de que participen muchas personas también suma puntos para ayudar a conservarlo y cuidarlo.

Mohamed, uno de los niños que está concentrado, pincel en mano, pintando una flor, suelta su reflexión: «tenemos que valorar el barrio que tenemos».