Las matemáticas vistas por un fan de 12 años

Oleguer Jové tiene doce años y habla con una calma y seguridad propias de alguien mayor. Eso sí, cuando comienza a hablar de su pasión por las matemáticas aparece en sus ojos el brillo de un entusiasmo infantil: «es que desde pequeño me gusta resolver problemas de lógica», reconoce.

Oleguer recibió hace unos días el premio de las pruebas Cangur de matemáticas de sexto de primaria en las que consiguió el primer lugar de toda Catalunya (acertó todas la preguntas) junto con otros dos alumnos de Manresa y Barcelona. Este era el segundo año en el que participaba con idéntico resultado: primer premio y acierto total.

Las pruebas Cangur están organizadas por la Societat Catalana de Matemàtiques y plantean retos para motivar a los alumnos. Este año participaron 1.027 centros escolares (134 de Tarragona) y 113.008 alumnos, 12.341 de ellos de la provincia de Tarragona. Las categorías van desde quinto de primaria hasta segundo de bachillerato.

Leer dos veces

Cuenta Oleguer que algunas preguntas de la prueba le parecieron difíciles, pero en esos casos hizo lo que hace siempre: «volver a leer el enunciado hasta que lo entiendo».

Aunque cuenta que su padre es profesor de matemáticas y que para las pruebas se ha estado preparando en casa, dice que mucho de lo que hace lo practica por su cuenta «siempre busco en internet retos para resolver», relata.

A Oleguer le conocemos junto a su tutor en el Col·legi El Carme, Marc Santiago. Y sí, sus compañeros de alegraron al saber el puesto que había obtenido, pero es que además se da la circunstancia de que en su clase había más alumnos celebrando que estaban entre el 5% de los mejores de Catalunya.

El reto de motivar

Al tutor le preguntamos qué se puede hacer para motivar a los alumnos con una asignatura que se le ‘atraganta’ a muchos. De hecho, según las últimas pruebas de fin de ciclo que realiza el Departament d’Educació en Tarragona 4 de cada 10 alumnos de sexto de primaria tiene un nivel medio bajo o bajo de esta asignatura.

Marc reconoce que se trata de una materia todavía rodeada de muchos estigmas y hay que buscar bastante hasta dar con la tecla que mueve a los alumnos. «Y lo que a veces funciona en una clase en otra no lo hace».

Una de las claves, explica, está en crear un ambiente de confianza en que cada uno sea capaz de compartir con el resto el camino que ha seguido hasta llegar a una respuesta «y si te equivocas no pasa nada».

El profesor nos enseña una estantería llena de juegos y materiales, desde plastilinas hasta cartas, aunque el más preciado es el tablero de ajedrez. El mismo Oleguer y otro compañero son muy aficionados y se lo llevan al patio donde siempre hay gente rodeándolos en las partidas haciendo de público.

Oleguer también es aficionado a los cubos de Rubik y toca el piano. De mayor le gustaría ser ingeniero de puentes y caminos. Hasta entonces quiere seguir presentándose a concursos de matemáticas «y que pase lo que sea» afirma con deportividad.