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El Port de Tarragona sumergió ayer en el Moll de Costa el último de los ocho biotopos que empezó a instalar esta semana para facilitar la biodiversidad marina. La iniciativa da continuidad al plan de actuaciones que se inició en 2021, cuando se instalaron un centenar de estos en la playa del Miracle. Sin embargo, los resultados han sido tan «extraordinarios» que por primera vez se ha decidido actuar en aguas marítimas portuarias. «Históricamente los puertos y las infraestructuras marítimas han sido antagonistas de la biodiversidad. No obstante, estamos ahora delante una nueva oportunidad para intentar restaurar ecosistemas de forma natural», apuntó la técnica de medioambiente de la Autoritat Portuària, Cristina Miret.
Este proyecto pretende regenerar el fondo marino de esta zona industrial, generando un impacto positivo en el entorno que permita el análisis y detección de especies invasoras, la creación de bancos de biodiversidad y aumentar la biomasa marina, reduciendo la contaminación, a partir de la captura de CO2 y la generación de oxígeno.
Las estructuras han sido construidas a partir de carbonato calcio, con sistemas de atracción de microfauna, que permiten crear microarrecifes. Estos tienen unas dimensiones de 1,80 metros de altura, por uno de ancho y se han instalado en los muros de tres espacios representativos, como son los muelles de Andalusia, ya que es el más alejado, casi en aguas abiertas; el de Castella, dedicado al tráfico de graneles; y el de Costa, el más interior y por tanto el que tiene la tasa de renovación de aguas más reducida.
El proyecto, en el que se ha invertido la suma de 15.000 euros, se prolongará por espacio de tres años en los que se hará un seguimiento del impacto de estas estructuras. Para ello, se utilizará un dron submarino que permitirá obtener informes trimestrales sobre la situación. A partir de estos, el puerto decidirá si replica en otros de los muelles. La empresa Ocean Estructures es la encargada de este trabajo.
El presidente de la Autoritat Portuària de Tarragona, Saül Garreta, explicó que el proyecto responde a la apuesta de descarbonización que quiere liderar la institución, además de «la voluntad de trabajar de forma más intensa en el concepto de Anella Blava», una línea de trabajo en la que ya avanzó que «desde el puerto queremos ser actores». Asimismo, Garreta defendió que esta línea de actuaciones «a la larga pueden mejorar el tema de la pesca que, aunque no es nuestro core business si podemos ayudar a que este mejore, sin dudas será una línea».
La instalación de los primeros biotopos en aguas industriales ha permitido al Port de Tarragona incorporarse al proyecto Seareg, que tiene como objetivo restaurar la biodiversidad a gran escala en el Mediterráneo, «pasando del gris al azul», según indicó Miret.
