Los vecinos recuperan el chalet ocupado en El Catllar

Más de 300 personas protestaron este domingo en Mas Blanc contra la inseguridad. Entraron en dos viviendas ocupadas y en una encontraron objetos robados y una plantación de marihuana

02 enero 2022 19:30 | Actualizado a 03 enero 2022 06:17
Se lee en minutos
Participa:
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

Más de 300 vecinos de las 27 urbanizaciones de El Catllar tomaron este domingo la justicia por su mano. La ocupación de un chalet a punto de ser vendido en la calle de la Mercè, en Mas Blanc, el pasado lunes, fue la gota que ha colmado el vaso tras dos años de robos, ocupaciones e inseguridad en la zona. Por ello, convocaron una manifestación que acabó con la recuperación de la vivienda por parte de los propios vecinos. Aprovechando la situación, se desplazaron hasta otro inmueble ocupado situado a pocos metros, el 45 de la calle Tarragona, propiedad de un banco. En este encontraron varios objetos robados pertenecientes a una vecina de la urbanización que estaba en la protesta y una plantación de marihuana en una de las habitaciones con cerca de 100 plantas. En ninguna de las viviendas se encontraban los ocupas.

Pasaban pocos minutos de las 11 de la mañana cuando una gran marea de vecinos salía de enfrente del cementerio de El Catllar para emprender una marcha hasta el número 13 de la calle de la Mercè de la urbanización Mas Blanc. Es la casa de Janet Pepper, una mujer de 75 años, que estaba a punto de venderla. De hecho, ya había firmado el contrato de arras con el que seria el nuevo propietario del inmueble. Este incluso había ido ya a dejar algunas de sus pertenencias para hacer efectivo el traslado. Pero todo se torció el pasado lunes, cuando Janet vio que habían ocupado ilegalmente el chalet. Llamó a los Mossos, pero no sirvió de nada y entonces puso una denuncia. Para ese mismo miércoles estaba previsto el juicio rápido, pero se acabó aplazando un mes porque no se pudo entregar la citación judicial a los ocupas.

En busca de ayuda, Janet contactó con David Rodrigo, presidente de la Associació de Veïns Mas Blanc, quien, tras hablar con el resto de representantes de las 27 urbanizaciones del municipio, decidió llevar a cabo una manifestación reivindicativa hasta la vivienda con el objetivo de presionar a los ocupas para que la abandonaran o, por lo menos, hacer ruido y demostrar que están hartos de tanta inseguridad.

Era el mismo Rodrigo el que, antes de emprender la marcha, denunciaba ante los asistentes a la protesta que «esta situación se ha vuelto insostenible, en Mas Blanc cada mes hay algún robo y hay cinco o seis casas ocupadas», y lamentaba que «ni el Ayuntamiento ni los Mossos hacen nada, dicen que los ocupas tienen derechos, ¿y los propietarios qué?». Los gritos de los manifestantes demostraban el enfado colectivo. «Los ocupas son unos cabrones que se aprovechan del sistema», finalizaba el presidente de la entidad vecinal.

Justo entonces, la marea de vecinos, liderados por una pancarta en la que se podía leer «Basta ya de ocupaciones y robos», caminó hasta el chalet de Janet. Al llegar y al ver que los ocupas no estaban, algunos vecinos no dudaron en saltar la valla, coger un martillo y romper la cadena que cerraba la puerta metálica de la calle. Después tuvieron que sacar la puerta de cristal que daba acceso al interior de la casa, pues los ocupas habían quitado la cerradura. Lo habían conseguido. Janet, arropada por decenas de personas, había recuperado su casa.

La mujer estaba feliz, pero se mostró descontenta con la justicia y con la policía. «Yo no quiero vivir en una sociedad en la que la gente tenga que tomar la ley por su mano, creo que no es sano. Y es cierto que hoy ha servido, pero lo que tendría que haber servido es el trabajo de la policía hace una semana», denunciaba Janet. Contaba también que el comprador de la vivienda «ya había dejado por lo menos 20 cajas con sus pertenencias en el interior y hoy ya no están».

Con todo, se sentía respaldada por los vecinos y señalaba que «no han venido por mi, sino que han venido porque tienen miedo, lo que me ha pasado a mi les puede pasar a ellos mañana, y la policía sin moverse. Te sientes muy impotente». Su idea entonces era ponerse en contacto con el nuevo propietario para que pusiera una alarma lo antes posible.

Tras la incursión en la vivienda, una pareja de Mossos d’Esquadra obligó a todos los vecinos a salir de ella y dejó que se quedaran Janet y su entorno. Unos minutos más tarde, ya en la calle, Rodrigo aseguraba que los Mossos le habían dicho a la mujer que para poder recuperar de nuevo su vivienda tenía que pasar 24 horas en el interior. No tardaron los vecinos en moverse y crear grupos de voluntarios para custodiar el chalet hasta hoy por la mañana y evitar así que vuelva a ser ocupado.

Entrada en otra vivienda

Aprovechando la ocasión, un centenar de vecinos bajaron hasta el 45 de la calle Tarragona y entraron en el inmueble, también ocupado pero propiedad de un banco. Se encontraron cosas curiosas. Por un lado, uno de los vecinos dio con una pistola de juguete y decía que seguramente la utilizarían para entrar a robar. De hecho, los ocupas serian presuntos autores de este delito porque otra vecina que vive cerca se encontró con cámaras de fotos y joyeros que se habían llevado de su casa cuando entraron a robarle hacía pocos días. Ante algunas personas que le decían que si era suyo se lo llevara, prefirió llamar a la policía y que esta hiciera su trabajo. También se destapó una habitación con al menos un centenar de plantas de marihuana y se encontró un perro con seis cachorros. Entonces llegaron los Mossos y disolvieron la concentración.

Comentarios
Multimedia Diari