Àngel Òdena y Sara Blanch lucen con Verdi y zarzuelas en Constantí

La Villa Romana de Centcelles acogió el recital de los dos cantantes líricos tarraconenses de proyección internacional, junto al pianista Marco Evangelisti

29 junio 2018 08:28 | Actualizado a 29 junio 2018 08:33
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Lírica de kilómetro cero. Y de gran calidad. Es lo que se pudo ver anoche en la Villa Romana de Centcelles, en Constantí. El barítono tarraconense Àngel Òdena, la soprano de Darmós Sara Blanch y el pianista italiano Marco Evangelisti ofrecieron un recital de nivel internacional dentro del Cicle de Concerts de Centcelles, que además estaba enmarcado en el programa cultural de los Juegos Mediterráneos. Verdi fue el elegido para protagonizar la velada ante un público que ocupó la mayoría de las localidades del aforo, al aire libre, a la puerta de la construcción principal de la villa.

El concierto se dividió en dos partes. La primera se inició con un fragmento de la zarzuela El Barbero de Sevilla, de los compositores Gerónimo Giménez y Manuel Nieto. En concreto, la romanza Me llaman primorosa, interpretado por Sara Blanch, en el que exhibió su voz de manera imponente. 

Seguidamente fue el momento de abrir el cajón de Verdi, con tres escenas de una de sus óperas más veneradas: La Traviata. Àngel Òdena salió a escena para, en solitario, dar vida a la aria Di Provenza, que en la obra pertence a Germon, uno de los personajes principales.

El barítono empezó delicado pero con el paso de los compases se notó como la partitura cogía fuerza para llegar hasta la desesperación del personaje operístico. Otro de los protagonistas de La Traviata es Violetta, encarnada por Blanch en la aria E`strano!... Sempre libera que destacó por el final exhuberante de la soprano en la representación. 

La primera mitad se cerró con ambos en el escenario dando vida al dúo Pura si comme un angelo, un diálogo entre personajes en el que los cantantes transmitieron con gran fidelidad los diferentes estados emocionales por los que pasan los protagonistas.

Agobio, desesperación, desacuerdo, expectación... una recreación por parte de Blanch i Òdena no sólo en lo gestual, si no especialmente por la interpretación vocal de las partituras. Un esfuerzo de gran nivel que provocó que el público les ovacionara incluso antes de finalizar, en uno de los motivos conclusivos de la pieza.

Los tarraconenses siempre estuvieron acompañados al piano por Evangelisti, un músico de larga trayectoria que ha trabajado con grandes intérpretes de la escena mundial como Ainhoa Arteta, Montserrat Caballé o Luciano Pavarotti.

La segunda parte empezó con Òdena y la delicada romanza Ay, mi morena, de la zarzuela Luisa Fernanda. De nuevo se volvió a Verdi, en este caso, con Rigoletto. Cayeron dos arias, una para cada cantante, para finalizar con un nuevo dúo, más deslumbrante que el anterior si cabe. Tutte le feste al tempio fue un colofón colosal para un público que consiguió que hubiera un bis a pesar de las gotas que amenazaban lluvia.

El trío de artistas regaló Non ti scordar di me para terminar la velada por todo lo alto y mostrar la complicidad entre los cantantes.

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