Normalidad generalizada durante el primer día del pasaporte Covid

No se registraron incidentes reseñables, aunque hubo quejas por parte de algunos bares y bajas en gimnasios

03 diciembre 2021 19:20 | Actualizado a 04 diciembre 2021 06:45
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El certificado Covid se reactivó ayer en Tarragona y en toda Catalunya, una semana después de la primera entrada en vigor y posterior suspensión por el colapso del sistema, con normalidad generalizada, buena predisposición y seguimiento mayoritario en bares, restaurantes, gimnasios y residencias. Tras el «caos» del viernes pasado, ayer no se registraron incidentes destacables, más allá de algunos fallos de lectura, ni colas de usuarios, que ya tenían descargado y a mano el certificado, aunque hubo restaurantes que no solicitaron el pasaporte.

En la Granja Montserrat, en el barrio barcelonés de l’Eixample, el cartel de la Generalitat colocado en la puerta del establecimiento ya advertía a la clientela de la obligatoriedad del pasaporte: «Para acceder en este espacio es necesario presentar el certificado covid digital de la UE». En el interior, Rosa Maria estaba sola en la barra atendiendo a los primeros clientes que fueron a desayunar.Para compaginar eficazmente su nueva responsabilidad inspectora con los cafés, bocadillos y bollos a servir, Rosa Maria, que tiene un grueso de clientela fiel, explicaba que ha optado por pedir una única vez el certificado a sus parroquianos. Aunque reconoce que el viernes pasado hubo muchos problemas, la reactivación del certificado parece que funciona con más normalidad y la mayoría de clientes ya disponen de él, como Xavi, que asegura que no tuvo ningún problema para descargarse el documento el jueves.

La misma estrategia para los clientes más asiduos se sigue en muchos bares y restaurantes de Tarragona, que critican que la nueva medida les hace perder tiempo y puede retrasar el servicio a los clientes.

Sin embargo, la obligación del pasaporte Covid no supone ningún obstáculo para la clientela. En un bar de la Part Baixa, el camaero se queja de que «esto es un campo de batalla, tengo que estar sirviendo copas y platos. Controlar el pasaporte no es mi trabajo, sinceramente, pero lo hacemos por responsabilidad y porque algo hay que hacer».

En este sentido, otro bar del centro renunció a exigir el pasaporte. «¿Qué es lo que tengo que hacer? –se preguntaba el propietario–. ¿Contratar a una persona para que permanezca en la puerta pidiendo el certificado a cada clientye que entra? ¿Yquién lo va a pagar? Yo ya no puedo con más gastos, bastante mal lo hemos pasado con el coronaviurus ya. Lo dejo a la buena fe de la gente que entre», decía resignado.

En efecto, la medida no ha estado exenta de algún rifirrafe, reconoce Joan: «A veces es incómodo. ¿Cómo le dices a un cliente de siempre, que hasta hace una semana venía cada día sin ningún problema, que ahora no puede entrar sin el certificado?».

Bajas en algunos gimnasios

Peor lo pasaron algunos gimnasios, cuyos gerentes denunciaron que la obligación de mostrar el pasaporte Covid se ha traducido en un número importante de bajas. Otros se lo tomaron con más deportividad y ya habían previsto la entrada en vigor de esta medida, por lo que habían preparado una recepción e infraestructura para el control de acceso que facilita el trabajo. «Hemos puesto todo de nuestra parte, con las tabletas y los lectores en las entradas, pero a veces tenemos que gestionar casuísticas que van mucho más allá de nuestras responsabilidades», explicaba Sandra, responsable de un gimnasio.

Después del «jaleo» del viernes pasado, durante toda la semana han estado explicando a sus usuarios que ayer volvía a entrar en vigor el pasaporte Covid y durante las primeras horas no registraron ningún percance, aunque Sandra muestra su inquietud por qué pasará en los próximos días.

En las residencias, donde los casos de Covid se han duplicado en una semana, el seguimiento de la medida fue estricto e incluso en días amteriores a su entrada en vigor en algunos centros ya se pedía el certificado a los familiares que visitaban a residentes.

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