El arzobispo de Tarragona, Joan Planellas, ha devuelto la Iglesia al pueblo. Lo ha hecho nombrando canónigos de la Catedral a diez rectores de parroquias de la ciudad. El objetivo del máximo representante de la Iglesia en Tarragona es dar el lugar que se merecen a a aquellos religiosos que conviven día tras día con la ciudadanía. Los que están al pie del cañón predicando el evangelio, que se dice. Planellas ha querido, de alguna manera, democratizar la Iglesia tarraconense. Pero para hacerlo, ha sido necesaria una reestructuración del Cabildo, o lo que es lo mismo, una pequeña revolución.
Vamos por partes. Los canónigos son curas que tienen encomendadas alguna tarea relacionada con el cuidado de la Catedral. Uno se encarga de la música, otro de la parte patrimonial y otro de la económica. Y así hasta trece misiones, porque hasta ahora eran trece los canónigos del Cabildo.
Por norma general, se trata de un cargo vitalicio, escogido por el arzobispo, y no necesariamente tenía que estar vinculado a ser rector de alguna parroquia de la ciudad. El recién fallecido mosén Miquel Barbarà era uno de los canónigos históricos.
Con la excusa del incremento de visitantes en la Catedral por la celebración del año jubilar, el arzobispo Planellas ha tomado la decisión de nombras diez nuevos canónigos. «Está previsto que la Catedral reciba grupos grandes de peregrinos y, por lo tanto, la actividad pastoral será mayor. Es necesario reforzar el Cabildo para mejorar la acogida y la atención a los fieles que lleguen», explica mosén Joan Àguila, uno de los canónigos recientemente nombrado.
Planellas ha optado por convertir en canónigos a los rectores de diez parroquias de la ciudad. «Ser canónigo no significa sentarse en una silla. Es importante hacer presente el evangelio», decía esta mañana, de forma contundente, Planellas.
En esta misma línea, el pasado martes, durante la toma de posesión de los nuevos cargos, el arzobispo destacaba la importancia de «enseñar el evangelio», pero también «de hacer vida en la calle».
Antiguamente, el hecho de ser canónigo se asociaba a una cuestión honorífica o de reconocimiento después de una larga trayectoria profesional. Ahora, el nuevo arzobispo ha querido desvincular una cosa de la otra. Su principal cometido es reforzar el aspecto pastoral y de atención a las personas.
Por ello, los nuevos canónigos tendrán la condición ad tempus, lo que significa que su cargo está directamente vinculado con el de rector. Cuando dejen sus parroquias de Tarragona, también dejarán de ser canónigos. «De esta manera se busca que la relación entre las parroquias de la ciudad y la Catedral sea lo más fluida posible», añade mosén Àguila, quien también es cura de Sant Pere i Sant Pau, de la Santíssima Trinitat, de Sant Fructuós y de Santa Maria de la Catedral.
El arzobispo sacude así el Cabildo de la Catedral, aportando nuevas visiones y maneras de hacer. La operación de democratización de la Iglesia de Planellas sigue adelante.
¿Qué es el Año Jubilar?
Los cristianos del mundo celebran este 2025 el Año Jubilar. Una festividad que tiene lugar cada 25 años y que consiste en volver a empezar. Lo que se dice borrón y cuenta nueva. El Jubileo trata de poner el contador a cero, de reparar los daños. Es una oportunidad para reconciliarnos y pedir perdón. «El pasado es el que es, no lo podemos cambiar. Pero debemos sacar lecciones para el futuro», dice el arzobispo.
Se espera para este año un importante incremento de fieles por las iglesias, también las del territorio. Por eso se han habilitado unos templos donde los fieles podrán peregrinar. Son la Catedral, la parroquia del Lledó de Valls, la Misericòrdia de Reus, la Mare de Déu de la Serra de Montblanc y la parroquia de Sant Salvador del Vendrell.