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    TGN se prepara para la reapertura de la Volta del Pallol

    Ha sido una obra compleja, con varios contratiempos. Sin embargo, dentro de un mes reabrirá las puertas un edificio cerrado desde julio de 2011

    07 febrero 2023 20:38 | Actualizado a 08 febrero 2023 07:00
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    El próximo mes de marzo se recuperará el acceso a la Volta del Pallol, un espacio cerrado desde el mes de julio de 2011 que formaba parte de las construcciones del lado occidental del Fòrum Provincial de Tarraco. La restauración no ha sido sencilla y se ha encontrado con varias piedras por el camino, lo que explica los más de 16 meses de obras, desde que se iniciaron los trabajos a finales de septiembre de 2021.

    El cronograma de la actuación ha sido un encaje de bolillos, ya que este será el epicentro del proyecto Porta Tarraco, sujeto a una subvención de Turisme de la Generalitat, con unos plazos muy estrictos. Esta ha sido una de las principales presiones a la que han estado sujetas el conjunto de las partes, que todos los jueves hacen una visita de obras para conocer in situ la evolución.

    En esta participa personal técnico del Ayuntamiento, de la empresa Recop Instal·lacions y los arquitectos Rubén Heras y Miquel Orellana, de Soffitto Arquitectura, encargados de la dirección de la obra. En la última de estas visitas, los responsables del proyecto explican cómo estaba el edificio y qué se está haciendo para que finalmente este pueda reabrir de cara al público.

    El acceso a la bóveda se cerró ya que esta iba abriéndose, generando pequeños desprendimientos de materiales. El origen es que el edificio presentaba patologías, ya que a lo largo de su historia este había tenido diferentes usos y el muro de carga central se situaba encima de la construcción romana. Esto hacía que aguantara todo el peso de las plantas del antiguo beaterio medieval, que se había construido a posteriori.

    Por este motivo, ha tenido que hacerse una reforma estructural, de forma que el peso del edificio no recayera sobre el muro ubicado encima de la bóveda, sino en una estructura metálica con forjados.

    Sin embargo, con los primeros sondeos aparecieron los primeros problemas, ya que evidenciaron la presencia de restos arqueológicos, que ya se intuían en anteriores catas. Estos se ubicaban en la parte interior, «lo que obligó a repensar la cimentación, ya que la zona de apoyo no era homogénea sino heterogénea», indica Rubén Heras.

    Este primer contratiempo obligó a plantear cambios en la intervención inicialmente prevista, unas modificaciones que han pasado previamente por la Comissió Territorial de Patrimoni, que ha tenido que avalar cada una de las soluciones que se han ido planteando.

    Finalmente, se ha optado por un sistema de cerchas, formado por ocho vigas de acero laminado de once metros de longitud, que en su conjunto suman un peso de 21 toneladas. De esta estructura cuelgan los forjados, de forma que a medida que se va construyendo la parte metálica interior se deconstruye la estructura del antiguo convento, que se asentaba en el centro de la bóveda.

    El montaje de esta estructura explica la presencia de la gran grúa en la obra, que se ha encargado de ir colocando a su sitio tanto las láminas de acero como los pilares para la cimentación. Heras afirma que, tan pronto como esta última parte se ha resuelto, «la dificultad ha sido la de cualquier obra dentro de un edificio existente en un centro histórico».

    El refuerzo estructural todavía no ha finalizado, ya que el nuevo esqueleto todavía se está montando de forma descendiente. Mientras tanto, ya han empezado los trabajos de restauración de las fachada, que se divide en dos partes. La zona más a la derecha, que corresponde a la antigua capilla, era la que presentaba un mejor estado de conservación. En este caso, se está recuperando el revestimiento y los estucados según el original.

    La parte izquierda había perdido el revestimiento, por lo que se está haciendo un rejuntado con mortero de calcio y se están restaurando los enmarques y balconeras. «La idea es que pueda diferenciarse la parte más moderna de la medieval», apuntan los técnicos.

    Según el calendario, esta segunda parte se acabará en marzo, lo que permitirá quitar el sistema de andamios mientras siguen los trabajos en el interior del edificio, previstos para finales de esta primavera. «Mientras tanto, el hardware para el Porta Tarraco que afecta a la bóveda ya está instalado, ya que queremos presentarlo en abril», apunta el responsable de Patrimoni.

    La aparición de restos arqueológicos no ha sido el único contratiempo. Desde la adjudicación de la obra hasta que esta empezó pasaron varios meses, lo que comportó un encarecimiento de los materiales.

    Esto ha generado un sobrecoste del 20% respecto a la planificación inicial y una renegociación de los términos del acuerdo entre el Ayuntamiento y la empresa responsable de la obra. Esta se adjudicó por valor de 1.031.524,13 euros (IVA incluido) y que cuenta con una aportación estatal a través del 1,5% Cultural,

    ¿Y después qué? La intervención afecta al espacio interior de la bóveda y las fachadas, por lo que todavía quedará la reforma del ala adyacente de Ca l’Agapito y la parte de arriba. «El resto del edificio no será utilizable, por lo que después debería redactarse un plan funcional para ver qué se hace», concluye Pinedo.

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