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Nadie sabe cuánta distancia tuvieron que recorrer, pero ayer por la mañana una treintena de tions apareció en el entorno del Pont del Diable. El descubrimiento lo hizo un grupo de niños a quienes sus padres apenas conseguían seguirle el paso.
Un año más la asociación Tecletes organizó su búsqueda del Tió a la que cada año se apuntan más personas, lo que les ha obligado a limitar el aforo. Esta vez superaron el centenar entre niños y adultos.
La estrategia para atraer a los tions consistía en esparcir por el bosque el olor a mandarina, uno de los alimentos que todos reconocen como favorito de estos personajes. Para conseguirlo los niños participaron en un taller en el que elaboraron un cañón que dispara pieles de esta fruta. Además, para aumentar las posibilidades de encontrarlos, fabricaron también unas gafas mágicas.
Y mientras los niños estaban entretenidos elaborando los artilugios en cuestión, una ‘comisión’ vigiló la llegada de los tions. Cada uno llevaba un cordel al cuello con el nombre o la foto de los niños de las casas donde a partir de ahora dormirán calentitos hasta que los hagan cagar.
Tantos tions como familias hay
Uno de los momentos más divertidos de la experiencia (pasada la excitación inicial del descubrimiento) fue comprobar las diferencias de tamaño y forma de los tions de cada casa. Había algunos más bien esbeltos, otros de tela; alguno tapado hasta las cejas que llevaba calcetines y todo, uno que apenas era el tradicional tronco... En resumen, tan variados como tipos de familias hay.
Pero de entre todos había uno que llamó la atención: la ‘tiona’ de Tecletes, más grande y rotunda que el resto. Judit Montserrat, presidenta de la entidad, explica que una de las peculiaridades de esta tiona es que es nómada y durante estos días irá pasando por las casas de las familias de la asociación que se irán encargando de alimentarla y cuidarla.
Esta tiona lleva, además, un papel donde los que la acogen van apuntando lo que come cada día «porque nos interesa que tenga una dieta de lo más variada posible». Para quienes pensábamos que los tions solo comían mandarinas (y, haciendo alguna excepción, otras frutas o nueces) preguntamos cómo es eso de la dieta variada y nos explican que les dan, por ejemplo, papel de periódico para que caguen libros.
Encontrados los tions nadie quería separarse del suyo. Bernat, uno de los niños, explicaba que se lo llevará de viaje este puente mientras Queralt, entusiasmada contaba que tenía muchas ganas de llevárselo a su casa. «Le doy mandarinas... A mí me caga chocolates, pero a mi padrino que me chincha mucho el año pasado le cagó una cebolla, je je». Una vez hecha la foto de familia los presentes se pudieron quedar a hacer un vermut solidario. Los fondos de la actividad se destinarán íntegramente a la Marató de TV3.
