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    Un tercio del fraude eléctrico en Tarragona es por el cultivo de marihuana

    Al día se detectan en la provincia seis empalmes ilegales. Con la energía defraudada se ilumina Salou durante un año. Aumenta el riesgo de incendios y encarece las facturas

    01 marzo 2023 20:43 | Actualizado a 02 marzo 2023 07:00
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    La energía eléctrica que se defraudó en 2022 sirve para iluminar durante todo un año el municipio de Salou. No se puede entender ese flujo de electricidad sustraída sin el peso importante que tiene una de sus causas principales. Un tercio de esa defraudación procede en la provincia de los cultivos de marihuana.

    Es el balance del año pasado de Endesa, la principal empresa comercializadora, al que ha tenido acceso el Diari. Durante el año pasado se consiguieron recuperar 39.122.086 kWh de energía en el Camp y el Ebre. Son los llamados kilovatios fantasma. De ese total, 12.912.399 se usaron para hacer crecer plantaciones de droga.

    Son grandes volúmenes de electricidad robada en plena crisis energética y en mitad de las restricciones imperantes desde el año pasado. Lo defraudado equivale al consumo en un año de unas 11.100 viviendas, aproximadamente las que tienen Salou, Cambrils o Calafell. La parte que se debe a las plantaciones de marihuana corresponde a lo que gastan unas 3.700 familias, más o menos equiparable a la población de Alcanar, según el cálculo del Idescat.

    Durante el año pasado se abrieron en las comarcas tarraconenses 2.219 expedientes por defraudación de fluido eléctrico, una cifra inferior a la del año anterior pero que aún revela la problemática: Endesa detecta cada día seis empalmes ilegales a la red en la provincia. Solo 78 expedientes, apenas el 4% del total, están vinculados a la marihuana pero, en cambio, aglutinan una gran parte de toda energía que se consume fraudulentamente.

    Manipular instalaciones provoca incendios, fallos en el suministro o bajadas de tensión

    «El fraude eléctrico supone un perjuicio para toda la sociedad, puesto que se traduce en un incremento de la factura eléctrica del conjunto de los consumidores y pone en riesgo tanto la seguridad como la calidad del suministro del resto de usuarios», señala José Manuel Revuelta, director general de Infraestructura y Redes de Endesa.

    El peligro potencial derivado de esas prácticas es muy evidente. «Por encima de todo, las conexiones irregulares y manipulaciones implican riesgos importantes para la salud de las personas que las realizan y de las que lo rodean, puesto que pueden provocar incendios, electrocuciones y descargas eléctricas», indica Revuelta.

    En el caso de la marihuana, todo se agrava. Así lo admite Santi (nombre ficticio), técnico de la compañía: «Ha crecido mucho el fraude por el cultivo de marihuana. En los últimos cuatro años hemos visto un boom que va a ir a más. Por eso vamos a dedicar más recursos en forma de sistemas o de inspectores».

    En ese tipo de cultivos, «los riesgos son mayores, al ser instalaciones que requieren de mucha energía para que funcionen y, a más energía, más riesgos». Desde hace tiempo, la provincia está identificada como uno de los mayores puntos proveedores de marihuana a Europa. «Marca mucho la zona de la AP-7, que es la vía principal. De ahí que en Girona, que está más cerca de la frontera, el peso de la marihuana sea más importante. En Tarragona es superior a Lleida, porque también pasa la autopista por aquí», apunta Santi.

    Incendios en viviendas

    En los últimos años se han registrado numerosos casos de incendios en viviendas dedicadas al cultivo de marihuana. No solo se ha dado en zonas aisladas sino en pisos pertenecientes a bloques de viviendas, toda una amenaza para la seguridad del resto de vecinos.

    Con la luz defraudada por la marihuana en la provincia se abastece un año a 3.700 hogares, una dimensión similar a Alcanar

    Además, las infraestructuras eléctricas utilizadas en estas instalaciones son cada vez más sofisticadas. En algunos casos, demandan una potencia equiparable a una de uso industrial, lo cual evidencia la enorme carga eléctrica que soporta la red de distribución, que no está diseñada para alcanzar esta demanda fantasma.

    Esto provoca situaciones de riesgo eléctrico que hacen que actúen las protecciones de los centros de transformación, que se quemen líneas subterráneas o incluso centros de transformación. Todo ello provoca interrupciones del suministro al resto de residentes de la zona. El resultado es un aumento de las incidencias y un deterioro de la calidad de suministro en ámbitos con alto nivel de fraude.

    Actuaciones con la policía

    El trabajo conjunto con las fuerzas de seguridad es vital. El año pasado Endesa realizó más de 2.000 operaciones conjuntas con los cuerpos policiales. «La colaboración no es solo a nivel de marihuana, sino que todas las actuaciones las hacemos con las fuerzas policiales porque se trata de delitos», indica Santi, que añade: «Los inputs pueden llegar desde diferentes lugares. Hacemos campañas a través de inteligencia artificial para detectar dónde puede haber más y aportamos esta información a los cuerpos. Ellos, a partir de denuncias, también nos dan pie a hacer investigaciones y actuaciones juntas».

    Asimismo, Endesa dispone de un canal para recibir denuncias anónimas cuando hay indicios.

    Hay que tener en cuenta que el consumo mediano de una plantación corresponde al de unas 80 viviendas. En algunas áreas con alta concentración de fraude, estas plantaciones representan hasta el 80% del total de la electricidad consumida en la zona.

    El peso de las plantaciones tipo ‘indoor’ (de interior) está aumentando en los últimos años. Ese sistema permite obtener más cosechas que los cultivos de exterior, hasta cuatro en un año. Necesitan grandes cantidades de electricidad para hacer funcionar los sistemas de iluminación, climatización y ventilación. En muchas ocasiones esa potencia se consigue mediante enganches ilegales en la red.

    En la bolsa de fraude hay que tener en cuenta ese 67% que no está relacionado con la siembra de maría. Hay una parte doméstica. «Encontramos grandes defraudaciones en urbanizaciones, en piscinas, en aires acondicionados o calefacciones», indica Santi.

    «El fraude se traduce en un incremento de la factura para todos los consumidores y pone en riesgo la seguridad», explica José Manuel Revuelta, director general de Infraestructura y Redes de Endesa

    Pero el grueso «corresponde a la industria, sobre todo aquella a que tiene como materia prima la electricidad y puede ver el ahorro como muy suculento». El técnico de la eléctrica pone algunos ejemplos: «Son compañías como cárnicas o empresas de hielo en los que la luz es una materia prima y pueden ahorrarse mucho dinero. También encontramos el turismo».

    La picaresca de la pandemia

    Endesa no ha percibido un incremento del fraude ligado a los altos precios de la energía que se vienen padeciendo desde hace más de un año, arrastrados por la inflación. Sí detecta en el escenario una picaresca derivada de la Covid. «Con la pandemia algunos establecimientos bajaron la potencia contratada para ahorrar mientras estaban cerrados o con una actividad baja, pero luego cuando volvieron a operar hicieron manipulaciones», dice Santi.

    Endesa sostiene que «el objetivo principal es erradicar y dejar a cero el fraude, porque cada manipulación es un riesgo, ya que comporta que pueda morir una persona electrocutada o haber un incendio». La afectación es vasta para los vecinos que conviven con este tipo de prácticas y que padecen en ocasiones bajadas de tensión o incidencias diversas por soportar una red más débil. El perjuicio económico es generalizado. «Hay una parte que procede de subvenciones y que viene de los presupuestos, que pagamos entre todos. Si nos cuesta más el transporte de energía porque hay más pérdida te sube la factura, y a veces la gente no es consciente», indica Santi.

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