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Según comentaba uno de los vigilantes, el agresor o su pareja no sólo hizo servir los puños sino que se sirvió del asa de una maleta –que se había roto– para arremeter contra los vigilantes. Estos aseguran que nunca habían visto a los dos agresores por la estación de Tarragona.
Los vigilantes fueron atendidos en el Hospital Joan XXIII de contusiones y moratones en cara, espalda y cabeza, sin que estén de baja laboral. Reconocen que no utilizaron la porra con contundencia a pesar de la agresión recibida.
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