¿Cuál es el origen de la tradición del día de Sant Jordi?

21 marzo 2018 07:22 | Actualizado a 21 marzo 2018 07:24
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El 23 de abril es una de las fechas más especiales de todo el calendario en Cataluña porque se celebra el día de Sant Jordi, el patrón de la comunidad autónoma. Un día muy querido por la mayoría de catalanes donde las rosas y los libros se convierten en los protagonistas por un día y los puestos de libros y rosas proliferan entre el bullicio y la alegría de la gente.

La festividad de Sant Jordi coincide desde el año 1995 con el Día Mundial del Libro desde que la UNESCO fijara este día para conmemorar la literatura. Por eso regalar libros este día festivo es una de las tradiciones más importantes, donde además no faltan firmas de libros por los autores más importantes del momento.

La leyenda de Sant Jordi, el origen de todo

La leyenda de Sant Jordi es una de las leyendas más conocidas por los catalanes y todos los padres y abuelos se la cuentan a los más pequeños del hogar para mantener viva la tradición.

Cuenta la leyenda que hace mucho, mucho tiempo; en la localidad de Montblanc en Tarragona había un imponente y enorme dragón que tenía atemorizada a la población porque su aliento era tan potente que contaminaba el aire y envenenaba a las personas.

Esto atemorizaba en gran medida a los habitantes del lugar, ya que temían poder morir por causa de la presencia del dragón en el pueblo. La situación de cansancio y hartazgo de la población era tan grande, que no tuvieron más remedio que alcanzar un acuerdo con el dragón. El acuerdo se basaba en que cada día se celebraría un sorteo para elegir a una persona que debería ser entregada al dragón como alimento a cambio de que dejara vivir en paz al resto de la población.

Un día, la princesa del lugar tuvo la mala suerte de que le tocara en el sorteo ser el alimento del dragón, pero aceptó su destino y se dispuso a abandonar su castillo e ir hacia donde se encontraba el dragón.

Cuando el desenlace parecía fatal, un impresionante caballero llamado Sant Jordi con una brillante armadura y un hermoso caballo blanco irrumpió para salvar a la princesa de su destino. El valiente caballero atravesó al dragón con su gran espada y la princesa quedó liberada. El pueblo por fin pudo librarse del dragón, de cuya sangre brotó un rosal con las rosas más rojas y bellas que se hayan visto jamás. El príncipe arrancó una rosa y se la entregó a la princesa y desde entonces, cada año los habitantes del lugar se regalaban rosas para recordar el día en el que se libraron del dragón para siempre.

Una leyenda que ha calado entre la sociedad desde tiempos inmemoriales y que se transmite de generación en generación. Todavía en la actualidad el día de Sant Jordi se regalan rosas rojas a las personas más queridas, para recordar que un día hace mucho tiempo nos libramos de aquel terrible dragón.

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