La lateralidad del precio del petróleo no termina de decidirse

17 octubre 2019 08:08 | Actualizado a 17 octubre 2019 10:01
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El 2019 está siendo un año complicado para los inversores y especuladores que operan con el petróleo como activo principal. Las subidas y bajadas no dejan de sucederse y se crea así uno de los escenarios más temidos por los participantes de este mercado: los periodos de lateralidad en el precio del petróleo. Es decir, períodos en los que no hay tendencia en la cotización.

Una montaña rusa hacia ninguna parte

Quienes acostumbran a seguir el precio del petróleo en tiempo real se han llevado algún que otro susto importante, especialmente en las últimas semanas. Justo cuando el precio parecía que iba a romper en una dirección clara, se daba la vuelta y volvía a la tan temida (e impredecible) lateralidad. Este pasado mes de septiembre, por ejemplo, presentó dos amagos de rotura en el precio del petróleo que terminaron sin decidir la dirección del mercado: el breve período alcista tras el ataque a las instalaciones petroleras de Arabia Saudí y el breve período bajista tras la constatación de que el suministro mundial no se había visto especialmente afectado.

¿Calma antes de la tormenta?

Hay analistas que creen que este periodo de lateralidad, que ya lleva formándose desde hace varios años, es la calma antes de la tormenta de la próxima gran recesión mundial, que podría ser el catalizador de un mercado con tendencia clara, definida y sostenida en el tiempo, probablemente a la baja. Si miramos lo que pasó en la Gran Recesión de 2008, podemos ver un desplome sostenido en la cotización tanto del barril Brent como del barril Texas. Los inversores suelen decir que la historia no se repite, pero que rima. No resulta descabellado entonces prever que en la próxima gran crisis financiera mundial el precio del petróleo marque quizá mínimos históricos, ante una hipotética caída de la producción.

La presión bajista de la nueva concienciación ante el cambio climático

Cada vez hay más presiones, especialmente entre las generaciones más jóvenes, por combatir con ahínco el cambio climático. Pese a las buenas palabras de muchos gobiernos de las economías más desarrollados del mundo (dejando a un lado a Estados Unidos), lo cierto es que no se están materializando los cambios que muchas personas demandan. Uno de ellos es que la dependencia de nuestras economías de los combustibles fósiles sigue siendo todavía muy alta. Cabe preguntarse hasta qué punto los nuevos movimientos ecologistas conseguirán cambiar esta circunstancia en beneficio de las energías renovables, con capacidad para dejar obsoleto al oro negro.

La presión alcista, solo si se producen tensiones geopolíticas

La rotura hacia arriba de la lateralidad del petróleo solo será posible si se produce algún conflicto geopolítico, como un hipotético ataque contra Irán o la aplicación de nuevas sanciones económicas que afecten de manera artificial el curso de la economía. Lo cierto es que la perspectiva alcista está quedando reducida a la inestabilidad geopolítica, porque por el lado de la oferta se han alcanzado récords históricos gracias a que Estados Unidos ha pasado de importar petróleo a autoabastecerse.

En conclusión, todavía es pronto para afirmar con certeza la próxima dirección del precio del petróleo. El análisis técnico nos sugiere cautela y los catalizadores que pueden desencadenar un alza o un desplome todavía no se han materializado con fuerza. Por lo tanto, adoptar una operativa conservadora y prudente se perfila como una buena estrategia defensiva.

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