Gritos, algunos llorando, otros sin saber lo que estaba pasando, y enfadados. Así vivieron algunos de los campistas del Càmping Baix Camp de Cambrils la jornada de ayer. Hace dos días les notificaron que tenían marcharse. Tanto los clientes como los dueños, quienes llevaban más de 40 años viviendo allí. Algunos clientes y los trabajadores del restaurante les ayudaron a sacar sus pertenencias. A las diez de la mañana la jueza les dio media hora para desalojar, pero finalmente tardaron tres horas. Estuvieron presentes un coche de Mossos d’Esquadra, una juez, y una patrulla de la Guardia Urbana. También los nuevos dueños. Tal y como apuntan algunos testigos, «fue desagradable».
El problema viene de años y el origen de todo podría se una deuda. Así como el camping, de momento, sigue cerrado, el restaurante y los nuevos dueños han llegado a un acuerdo para mantener la actividad. Por ahora seguirán con las instalaciones abiertas y les mantendrán el contrato.
El Càmping Baix Camp ahora quedará al descubierto, a la espera de la decisión que tomen los nuevos dueños al respecto. Los campistas que aún tienen sus pertenencias allí podrán recogerlas durante estos días. En temporada alta en este equipamiento turístico trabajan 17 personas.