El Nàstic, peor que nunca

El equipo grana ha completado el arranque más malo de las últimas cinco temporadas en Segunda División

13 noviembre 2018 18:48 | Actualizado a 15 noviembre 2018 19:01
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La temporada 2011-12 fue un infierno para el Nàstic de principio a fin. El equipo entrenado por Juan Carlos Oliva primero (hasta la jornada 11, y Jorge D’Alessandro después fue un alma en pena y acabó descendiendo a Segunda B a tres jornadas para la conclusión del campeonato. Un final que se vio venir ya desde el inicio. Al término de la jornada 13, la misma que nos encontramos en este momento, el cuadro grana tenía 10 puntos en el casillero y era 20º en la tabla. Contabilizaba dos victorias (en los dos primeros encuentros del preparador argentino ante Sabadell y Alcorcón), cuatro empates y siete derrotas.

Parecía difícil igualar ese registro, pero se hizo cinco temporadas (tres en Segunda B) después. Vicente Moreno, artífice de dos cursos de ensueño (el del ascenso a Segunda División y el play-off a Primera), se vino abajo por una planificación equivocada. Antes de salir de Tarragona (cesado o dimitido, que tanto da a nivel deportivo) trató por todos los medios de recomponer la situación, con poco éxito. Los números en la jornada 13 no auguraban nada bueno. El Nàstic era 22º con 10 puntos. La victoria frente al Mirandés (0-1) y poco más. Una lamentable campaña que se salvó en el último suspiro con el penalti atajado por Manolo Reina y el gol de Manu Barreiro en la última jornada ante UCAM.

Hacer un arranque de temporada peor que esas dos campañas sí que daba la impresión de que era casi imposible. Pero no hay nada imposible en el fútbol. Este año se ha conseguido superar ese ‘reto’. El Nàstic está a día de hoy en una situación más complicada que en esas dos situaciones. Colista, a cuatro puntos de la salvación y habiendo sumado tan solo 9 puntos. Además de un balance de goles claramente en contra. Únicamente ha logrado anotar 9 tantos por 23 dianas encajadas. Para echarse a temblar.

Incluso la pasada temporada, con un cambio de entrenador (Rodri por Carreras) y un inicio también renqueante, el Nàstic era 16º, con 15 puntos, a tres del descenso. Luego se complicó el asunto. Más cambios de entrenador y un final agónico con tres victorias en las tres últimas jornadas.

Quedan muchas fechas por delante. No se ha alcanzado aún el primer tercio del campeonato pero la sensación que transmite el equipo no da motivos para la esperanza. Ni con Gordillo, ni ahora con Enrique Martín, la plantilla presenta argumentos para aferrarse a la salvación. En Albacete se hizo el ridículo y ante el Zaragoza siguió la misma tónica. Quizás no tanto, porque el rival tampoco era nada del otro mundo, pero la misma carencia de ideas que se expuso en el Carlos Belmonte se repitió en el Nou Estadi.

Djetei no mejoró las prestaciones de Cadamuro. Mejías derrochaba todas sus buenas acciones en la anticipación con la precipitación en la entrega. Javi Jiménez tuvo un regreso al once para olvidar. Fue pasado de revoluciones y cada elección que hizo fue mala. De principio a fin con ese pase a Álvaro Vázquez que lo dejó solo para que anotara el 1-3 ante Becerra.

Coris y Fali acabaron lesionados, mientras que Tete asumió un posición que no es la suya en el carril derecho. Javi Márquez solo apareció puntualmente para iniciar las jugadas a pelota parada.  Luis Suárez y Manu del Moral pasaron desapercibidos. Su presión, en minoría ante la defensa de tres centrales aragonesa, fue estéril y desorganizada. Los cambios no aportaron nada bueno. La tónica se mantuvo, así como los regalos al rival.

El Málaga espera el sábado en la Rosaleda. La perspectiva no apunta a mejorar. Pero esto es Segunda División.

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