Artesanos del mar

Agustí Benito es el impulsor del proyecto turístico Ebrepesca, donde enseña a los visitantes a pescar con las manos

18 septiembre 2018 11:31 | Actualizado a 18 septiembre 2018 15:12
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¿Alguien se ha imaginado alguna vez cómo debían pescar de forma tradicional los antepasados? O aún mejor: ¿Alguien se ha imaginado nunca haciéndolo de la misma forma que se hacía cientos de años atrás? En el Delta de l’Ebre, más concretamente en el municipio de la Ràpita, un pescador de toda la vida, Agustí Benito, ofrece la oportunidad de probarlo. Él mismo se encarga de que sus clientes puedan vivir la experiencia de forma completa a través de su actividad de pesca turística en Ebrepesca.

Con cita reservada previamente, los visitantes acuden al puerto de la Ràpita, donde les recoge una barca que les lleva hasta la Punta de la Banya. Se trata de un servicio externo que el propietario y único encargado de la empresa, Benito, contrata para trasladar a sus clientes hasta el sitio de la actividad. Una vez situados en la Punta de la Banya, allí sí que les recibe Benito con su embarcación de pesca.

Se trata de un lugar paradisíaco, único, espacioso y donde no se encuentran grandes masas de visitantes. El lugar perfecto para vivir la experiencia como un auténtico pescador del Delta en sus tiempos más antiguos. Además, la Punta de la Banya se encuentra situada en una bahía, por tanto es un sitio de poca profundidad, donde el agua llega como máximo hasta las rodillas, perfecto para realizar la pesca con las manos y poder pasearse tranquilamente dentro del agua.

Benito ofrece a los visitantes la experiencia de pescar con las manos, lo que también se denomina como pesca de la paupa. Esta técnica consiste en tirar una red en forma de media luna y «dar golpecitos al agua con el pie o con las manos, porque es entonces cuando el pez va en busca de la red y se queda enganchado en ella o enterrado debajo en la tierra», explica Benito. Esto se prepara para que los clientes después puedan aprender cómo capturar el pez con las manos. 

«Es un trabajo totalmente artesanal, se trabaja siempre con las manos, y les enseñamos cómo con ellas pueden capturar al pez atrapado en la red o al que está atrapado en la tierra», apunta Benito.

Del mar al plato
Los ejemplares capturados se los ofrece a los mismos participantes en la actividad, quienes se los pueden llevar para cocinarlos en casa o llevarlos al restaurante para que se los preparen, y complementar así la experiencia con el sabor del territorio. En caso de que no los quieran, Benito los lleva a la lonja, ya que las salidas siempre son en días laborables.

Agustí Benito es un pescador de toda la vida, autónomo, que en el año 2012 decidió iniciar esta actividad turística tradicional con el nombre comercial de Ebrepesca. Benito asegura que él, como pescador, conoce perfectamente todas estas técnicas, es su afición y su profesión desde hace muchos años. Pero se dio cuenta de que mucha gente no tenía ni idea de que existía anteriormente esta técnica, ni de cómo funciona, y quiso probar para ver si podia interesar al cliente. Ahora, asegura que ha comprobado que sí: «Todo el mundo que viene a realizar la actividad queda fascinado. Es una experiencia única y diferente, es algo que tienes que probar y ver tú mismo para saber realmente cómo es».

Una actividad con un gran valor histórico, tradicional y con un gran sentimiento escondido en su trasfondo. «Es una técnica de pesca tradicional, la que utilizaban nuestros abuelos, asi que creo que no hay nada más tradicional que esto en un sitio como la Ràpita, un pueblo de pescadores», según Benito.

Él continúa su profesión como pescador durante todo el año, y es durante los meses de verano cuando abre Ebrepesca. La actividad está activa de abril a octubre, aunque principalmente se concentra en los meses de junio, julio y agosto.

Una experiencia única en las Terres  de l’Ebre

Ebrepesca arrasa entre los franceses. Aunque son bastantes los habitantes de las Terres de l’Ebre que se acercan a probar esta actividad, la gran mayoría de participantes son turistas que provienen del resto del país o de fuera de España. Principalmente, el volumen más grande de visitantes proviene de Francia. «La gente de fuera es la que más se sorprende y a la que más le interesa, porque lo desconocen por completo y eso les impacta más», apunta Agustí Benito. 

Actividad de verano. Se trata de una actividad temporal, que se concentra principalmente en los meses de más calor: junio, julio y agosto. Para realizarla interesa que el agua esté de 24 grados para arriba. Es cuando más apetece meterse en el agua y cuando más se puede disfrutar, asegura Benito, quien también habla de que la actividad en sí se complementa con el sitio, al poder visitar la Punta de la Banya.

Precios. En el caso de los adultos la salida tiene un coste de 35 euros por persona, y para los niños el precio es de 25 euros cada uno.

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