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«El día que mi perra ya no pueda guiarme cogeré el bastón y la guiaré yo»

Hoy es el día del perro guía y desde la ONCE recuerdan que no se les debe molestar mientras trabajan. Esta es la historia de Helena y de Ashley, sus ojos

23 abril 2024 18:59 | Actualizado a 24 abril 2024 07:00
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Dice Helena Gómez Marco que el vínculo que tiene con Ashley, su perra guía, «es tan fuerte que no se puede explicar con palabras».

Para la entrevista quedamos en una cafetería y basta con verla llegar con Ashley para entender que lo de la complicidad es cierto. Hoy se celebra el Día del perro guía y desde la ONCE han iniciado una campaña para que la ciudadanía comprenda el trabajo que hacen estos animales y entienda que no debe distraerles de ninguna manera mientras trabajan y, en especial, que no se debe alimentarles.

Como aprender a conducir

Hace poco se cumplieron nueve años desde que a Helena, enfermera jubilada que tiene una discapacidad visual grave, le entregaran el animal. Se trata de una labrador americano (que es propiedad de la ONCE) expresamente adiestrada para convertirse en sus ojos.

La perra, procedente de Canadá, pasó, como es habitual, su primer año con una familia de acogida para luego ser entrenada en una academia en Rochester (Michigan, EEUU). Allí fue Helena a conocerla y a prepararse junto a otros cuatro afiliados de la organización de otras partes de España. El suyo no es el caso más habitual, ya que la ONCE tiene su propia escuela de perros guía en Boadilla del Monte (Madrid). En el caso de Helena era una manera de que la espera fuera más corta (fueron dos años en lugar de los cinco que necesitaba para obtener un perro adiestrado en España).

Después del entrenamiento los animales deben pasar un examen. Posteriormente se les ‘empareja’ con las personas a las que guiarán en función de sus características. Se tiene en cuenta desde el ritmo al caminar hasta la personalidad.

Explica Helena que el trabajo para ella también fue duro. «Estuvimos durante un mes trabajando de las seis de la mañana a las ocho de la tarde. Tenía bastante dificultad; era como aprender a conducir un coche», recuerda.

La guía perfecta

Tras un rato de entrevista es fácil olvidarse de que el animal está debajo de la mesa. Helena cuenta que cuando va en avión la mayor parte de la gente solo se percata de que hay un perro cuando sale.

En este punto recuerda que, por ley, en España los perros guía pueden acceder a todos los establecimientos y transportes públicos y de uso público. Aunque no lo hace, podría acompañarla incluso al médico. En general, explica, en Tarragona son pocas las veces que le han puesto problemas para entrar con Ashley.

En Tarragona hay 14 perros guía según los datos de la ONCE

El problema más frecuente, no obstante, suele ser que muchas personas no respetan el hecho de que la perra está trabajando y necesita estar concentrada. Hace unos días un señor le dio rosquillas a Ashley en una panadería y Helena lo detectó enseguida (una vez más, la conexión). «Entiendo que no había mala intención, pero hay riesgo de que la perra enferme. Ella tiene un pienso específico», explica.

También es común que quieran acariciarla (ciertamente es un animal que inspira mucha ternura). De hecho, hay personas a las que conoce desde hace años y le siguen preguntando si la pueden tocar. La respuesta es la misma: «No».

Y no se trata de una cuestión arbitraria. Ashley necesita toda su concentración para indicar a Helena dónde hay obstáculos estáticos o en movimiento, marcar la llegada de escalones, buscar puertas o encontrar la mejor alternativa de paso en situaciones complejas.

Desde la ONCE también hacen un llamamiento a las personas que tienen perros de compañía para que no les dejen solos si hay un perro guía cerca y los mantengan siempre controlados y a su lado.

Habitualmente Helena le indica a Ashley con palabras cortas en inglés las instrucciones para el recorrido (recto, izquierda, derecha...), pero cuando quiere regresar a casa solo tiene que decir eso: ‘casa’, y ya no hace falta explicarle más. Es una tranquilidad especialmente por la noche, cuando Helena pierde la poca visión que le queda.

Aunque tiene una salud perfecta, dentro de poco habrá que pensar en la jubilación de Ashley (que tiene 11 años ya). Entonces se convertirá en un animal de compañía. Helena asegura que «esta es una relación para toda la vida; nosotras nos pasamos las 24 horas juntas. El día que ella ya no pueda guiarme, cogeré el bastón y la guiaré yo».

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