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    Una estudiante descubre la simbología de la ermita dels Sants Metges de Sarral

    El tribunal le concede la máxima puntuación en su trabajo de investigación de Bachillerato

    16 febrero 2023 18:58 | Actualizado a 16 febrero 2023 19:06
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    Gemma Magre Ramírez, de 17 años de edad, ha descubierto la simbología que esconde la ermita de Sant Cosme i Sant Damià de Sarral en su Trabajo de Investigación (TDI) de fin de bachillerato en el Instituto Jaume Huguet de Valls, teniendo como tutor a Antoni Marsal.

    Bajo el título ‘La ermita dels Sants Metges de Sarral: simbología y repercusión’, sus casi cien páginas le han valido la máxima puntuación de los tres miembros del tribunal, en torno a la figura de estos dos hermanos cristianos nacidos en Arabia en el siglo III d.C.

    Según Magre, el tejado de la ermita es un barco colocado del revés en el que el campanario hace de timón. En el interior, el número de hileras de bancos no es casualidad: a la derecha hay nueve bancos y a la izquierda, ocho, representando las costillas de Adán y Eva según la descripción de su creación divina recogida en el Libro del Génesis.

    Una de las partes más importantes de la ermita es la famosa reja-vidriera, obra de Josep Grau-Garriga, de ocho metros de ancho por casi ocho de altura, hecha con herramientas agrícolas y otros elementos –como unos fórceps de médico– aportados por los habitantes de Sarral. La puerta está montada sobre una estructura de hierro formando una bella composición de formas circulares. El simbolismo religioso está relacionado con la eucaristía. Gemma explica en el TDI que «el rosetón de la puerta recuerda la Hostia Santa que se ofrece en la misa y la similitud que tienen las herramientas al estar distribuidas de forma circular». «Las que encontramos a cada lado del rosetón podrían representar la luz, que es la misericordia de Dios», añade la autora.

    Las ventanas en forma de ojos de buey pueden representar un elemento del barco –en relación con el tejado– o también la eucaristía por su forma redonda y por unas piedras alargadas que las rodean y que todas juntas crean un efecto de luz. Los rayos del sol que entran a través de esas ventanas se reflejan directamente sobre el altar como figura de la consagración, la parte más importante de la misa.

    En la plaza frente a la ermita hay una cruz de alabastro en el centro con el monograma de la Virgen (MA de Ave Maria). Allí se reunían los habitantes de Sarral como un espacio de encuentro y de acogida. Asimismo, en el antiguo camino a la ermita hay catorce estaciones del Vía Crucis cuyo simbolismo son, según Magre, los árboles que hay a lo largo del camino: el olivo, símbolo del martirio, de la fe y de la fecundidad de la iglesia; el almendro, el primer árbol que florece, símbolo del renacer de la persona y de la perseverancia y, en el centro de la plaza, el ciprés, que simboliza la acogida.

    Para su investigación, Gemma Magre ha contado con la colaboración de la hija del arquitecto, Elisa Puig; de Esther y Jordi Grau, hijos del artista que diseñó la puerta, Josep Grau-Garriga; del hijo del constructor de las estaciones del Via Crucis, Joan Pijoan; del aparejador, Anton Freixas Savidó, así como del herrero que soldó las piezas que componen la puerta, Josep Maria Freixas.

    La joven estudiante ha buceado también en el esfuerzo económico y social que hicieron los habitantes de Sarral durante las diferentes reconstrucciones de la ermita. Construida en el siglo XV, la ermita sufrió varias modificaciones hasta que en 1966 el edificio amenazaba ruina. Fue entonces cuando, a propuesta del entonces rector, Antoni Morell i Jansá, se decidió construir una capilla nueva siguiendo la opinión del arquitecto del lugar, Josep Puig Torné. Tras algunos parones para recopilar más dinero y material, la obra se culminó en 1970.

    Esta última reforma costó 1.331.634,50 pesetas de entonces, sin contar el trabajo físico e intelectual de las personas que intervinieron, importe que fue asumido por los habitantes de la localidad.

    La población de Sarral ha seguido muy de cerca el desarrollo de la investigación de la alumna y ha recibido con júbilo la máxima nota que los miembros del tribunal –su tutor y dos profesores del departamento de Humanidades– le han concedido. Gemma lanzó un e-bando para solicitar la participación de los habitantes de Sarral en una encuesta relacionada con el TDI, de la que obtuvo un 19% de respuestas del total de habitantes (1.500), de los cuales casi la mitad eran de edades comprendidas entre los 40 y los 60 años.

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