'Baile con la muerte', el corto dirigido por la tarraconense Carlota Massó, preseleccionado para los Goya

Sofía es la delincuente más buscada del Estado. Durante una feroz y letal persecución, consigue eliminar a los agentes que van tras ella, aunque no logra escapar de su propio destino. Cuando finalmente se encuentra cara a cara con la Muerte, entre ambos surge un inesperado y fulminante flechazo que los lleva a danzar juntos. Aun así, la Muerte tiene una labor ineludible: reclamar el alma de Sofía. En ese preciso momento, debe enfrentar un dictamen decisivo. 

Sofía y la Parca son los protagonistas de Baile con la muerte, preseleccionado como Mejor Cortometraje de Animación de la 40 edición de los Premios Goya 2026, de entre los que saldrán los nominados definitivos, que se conocerán en enero. Dirigido por la tarraconense Carlota Massó, es una producción de Brooder Lab –la incubadora de contenido y talento emergente nacida en el campus– en colaboración con La Salle-Universitat Ramon Llull.

Once exalumnos del Grado en Animación & VFX de La Salle-URL son los creadores de la obra: Berta Alsinet, Paula Anglas, Núria Aranda, Martina Berney, Joan Cortit, Laia Domene, David Martín, Carlota Massó, Roger Menta, Víctor Moya y Gisela Torres. Mientras, los productores ejecutivos de Brooder Lab son Sergi Vizcaíno y el también tarraconense, el cineasta José Luis Montesinos. Cuenta con música original de Roger Garcia Masó y diseño sonoro de Edgar Vidal.

Como la Muerte, que debe decidir su próximo paso, la directora, Carlota Massó, explica que el corto surgió en un momento vital para el equipo creativo. «Éramos un grupo de amigos que hasta entonces teníamos un camino claro, sabíamos qué teníamos que hacer. Sin embargo, de pronto, la Universidad se terminaba y surgían las preguntas habituales de hacia dónde iríamos, qué queríamos». De esta mezcla de inquietudes, voces y gustos diversos, el grupo encontró una historia que cohesionó todas las visiones, que combina acción, drama, romance y simbolismo. Sin diálogo, con todo el potencial de imagen, música y movimiento. «Se dice que los buenos contadores de historias son los que camuflan lo que realmente quieren decir con un relato que empatice con el público y que lo entretenga. Es lo que han conseguido Carlota y su equipo. Trasladar su pensamiento a todo un universo de animación», señala Montesinos.

El proceso de creación de Baile con la muerte ha sido largo y completamente artesanal, «con ausencia total de Inteligencia Artificial», como resalta el director de Cuerdas. Dos años de trabajo que se han materializado en cinco minutos de duración. «Está creado desde cero. Un año casi íntegramente dedicado a la preproducción, guion, diseño y construcción del universo visual», cuenta Massó, quien precisa que «el proceso de animación 3D se asemeja a una escultura digital. Se parte de diseños frontales y de perfil de cada personaje y a partir de ellos se modela en tres dimensiones una figura completa, con volumen y anatomía». Además, optaron por un estilo hand painted, un acabado visual que emula la pintura manual dentro del entorno digital. «Es como maquillar un objeto en 3D». Cada elemento que se ve en pantalla ha sido pintado a mano. «Es el equivalente a todo lo que implica un rodaje en ficción, cámaras, focos, pero con el ordenador. Es importante que se conozca lo que cuesta hacer esto que nos gusta tanto, que son los dibujos animados», manifiesta Montesinos.

El corto de animación está entre los quince mejores de España y de estos «es el único en 3D. Es una manera de mostrar el músculo de esta técnica también desde Tarragona», expresa el cineasta. Hasta el momento, ha conseguido 23 premios y más de 60 selecciones a nivel nacional e internacional, en festivales calificadores para los Oscar, los Goya y los Méliès. Destacan, por ejemplo, NIFF de Oro en el Festival de Navarra o el Premio Especial del Jurado en el Festival Mundos Digitales. «Lo importante es que son gente joven, es un talento emergente que se tiene que reivindicar. Este corto habla de rebeldía y la que tiene este equipo es brutal», apunta Montesinos, quien se siente como «el señor Miyagi en Karate Kid», bromea. «Soy tan feliz, disfruto mucho viendo cómo tiran adelante», sentencia.