Sevilla, octubre de 1936. La Guerra Civil está en sus inicios. En medio de la barbarie, Crisanta, una contrabandista, recibe el encargo de recuperar un tríptico del siglo XVI, de Jan Van Eyck. A cambio, podrá salir del país. Contienda, sociedades esotéricas y los más desfavorecidos en el centro se dan la mano en Crisanta, un thriller de Juan Ramón Biedma, publicado por Alianza Editorial.
Recupera a una figura muy siniestra como es Queipo de Llano, que ha tenido calles y placas con su nombre.
No solo ha tenido calles, sino que estaba enterrado, hasta hace muy pocos meses, en una de las principales basílicas de la ciudad, en un lugar de honor, lo que es un signo de lo que supone la falta de reflexión de la gente acerca de la historia reciente y creo que es necesario volver la vista atrás para examinar a un personaje que fue un responsable de la sublevación militar en esta ciudad, que ejerció el poder de forma absoluta. Era conocido como el virrey del sur con una represión comparable a cualquiera de las peores que se llevaron a cabo en la Europa del siglo XX y, sin embargo, su memoria logró sobrevivir a todo aquello sin que hubiera una constancia clara, en muchos casos, de cuál había sido su papel. Esta es una de las labores que yo me impuse a la hora de escribir Crisanta.
¿Esta obra de arte de Jan Van Eyck estaba en Sevilla o se lo ha inventado?
Esto viene del testimonio de un sacerdote, Fernando del Molino, que afirmaba que en el expolio de una iglesia de la población de Lepe, en Huelva, entre otras destrucciones y robos, desapareció un tríptico de Jan Van Eyck. Él dijo que era del siglo XVI y esto es imposible porque Van Eyck es anterior a esa época. Esa misma afirmación en sí ya le da un aire legendario que a mí me resulta muy útil a la hora de novelar toda la historia. Entonces, efectivamente, la protagonista de mi novela, que no es más que una contrabandista en el mercado negro, como fueron muchas de nuestras abuelas, recibe el encargo de encontrar este tríptico a cambio del cual le ofrecen una recompensa mucho más valiosa que el dinero en aquel momento, que es la libertad.
Y para ello hace un pacto con el mismísimo demonio.
Efectivamente. Para eso tiene que adentrarse en el mismísimo infierno y el infierno de Sevilla en aquel momento es la maquinaria feroz, represora, del poder que está asesinando de forma indiscriminada y es con ella con la que tiene que aliarse. Tiene que pagar un precio desde el principio, un precio como persona y un precio como mujer, claramente, que la lleva a adentrarse y moverse por una Sevilla caótica.
En una situación como la Guerra Civil, ¿qué importancia tiene que desaparezcan unos niños?
Es una situación similar a la que estamos leyendo en Ucrania. Cuando se descompone el tejido vertebrador de una sociedad, las primeras víctimas que sufren las consecuencias son los seres más débiles. Son los niños, sin duda, en este caso. Aunque yo lo asocio a un fenómeno sobrenatural de explotación de niños de corta edad. Como siempre, intento engarzarlo con un hecho real y muestro los desmanes que se llevaron a cabo en los orfanatos de la época, que en muchos casos se convertían en mercados de la carne, de niños de corta edad. Son los peores momentos posibles que podamos imaginar.
¿Por qué presentado de esta forma la novela?
Tiene una especie de aire iniciático, es así como lo planeé. El paréntesis de la novela estaba acotado en el tiempo en el que duró aproximadamente la labor del gran villano, Manuel Díaz Mayordomo, un personaje que está tomado de la Historia, es el trasunto de Manuel Díaz Criado, que era el delegado gubernamental para Andalucía y para Extremadura y fue el gran gestor de la maquinaria de aniquilación que hubo en esta zona. Él estuvo pocos meses, era un personaje ya oscuro con antecedentes de asesinatos de obreros por la espalda, que dice mucho de la clase de alimaña de que estamos hablando. Su mandato termina pronto, en noviembre, pero no es porque sus superiores se espantaran de la labor sanguinaria que estaba llevando a cabo, sino porque estaba tan borracho y era tan torpe que llegó a molestar a Nicolás Franco, el hermano del generalísimo, por lo que fue inmediatamente sustituido, aunque continuó su carrera militar tranquilamente, murió muchos años después sin ningún tipo de expediente sancionador. Nada por el estilo.
¿Por qué no se le recuerda?
Es muy sorprendente porque son informaciones que están muy al alcance de nuestra mano. Yo me encontré muy pronto con ella. Hay libros escritos, crónicas muy pormenorizadas. Pero, de alguna manera, hemos perdido la memoria o hemos borrado la memoria de sucesos que son muy próximos. Los que escribimos novela situada en la Guerra Civil somos los nietos de los que combatieron. Tampoco estamos en una situación tan alejada en el tiempo. Sin embargo, ha habido todo un proceso de amnesia voluntaria de lo que ocurrió. Fueron personajes muy llamativos. Hicieron una labor terrible, muy comparable a la de los monstruos de las SS o de la Gestapo, que tanto nos fascinan. Y de los que sabemos probablemente mucho más que de personajes tan cercanos como estos.

¿Qué es la sociedad mediumínica?
Esto fue uno de los grandes descubrimientos que hice durante el proceso de documentación. Como contraste, quería introducir en la trama una de estas sociedades del estudio de lo sobrenatural tan frecuente, tan british, de la Inglaterra de finales del XIX y principios del XX. Me servía para romper un poco el localismo en el que podría caer la historia y ampliar fronteras. En el proceso de búsqueda me encuentro que en Sevilla hay toda una tradición de estudio de lo sobrenatural en aquel momento, que había empezado mucho antes, en 1860, protagonizada entre otros por Fernando Primo de Rivera, tío del dictador Miguel Primo de Rivera, tío abuelo de José Antonio y que junto a militares de alto grado, de personas acomodadas de la aristocracia sevillana, tuvieron gran interés y celebraron gran cantidad de reuniones y de asociaciones en este sentido. Son misterios que de pronto aclaran todo. Son esos momentos en los que encaja todo y que tiene verdadero sentido.
¿Los golpistas eran partidarios del esoterismo?
Lo de Franco es un tema aparte. A pesar de que he intentado hacer una línea de investigación en este tema, me he encontrado con opiniones muy controvertidas al respecto. Personalmente, después de varias lecturas, como no he encontrado nada fidedigno, vuelvo al origen de Franco y del resto de militares que dieron el golpe de Estado, que no eran más que militares africanistas, acostumbrados durante muchos años a un proceso de corrupción colonial en Marruecos y que cuando terminó la guerra de allí decidieron que había que buscar un nuevo contexto en el que llevar a cabo su proceso de enriquecimiento y de adquisición de poder personal. Entonces, los trasladaron a la península. Por mucho que leo, siempre llego a esta convicción medular de lo que ocurrió.
Y en el medio, Crisanta y su péndulo.
Ella peleaba por su destino. Crisanta tiene un péndulo, practica la radiestesia, tiene ese don que está muy extendido. He conocido a personas que tienen un péndulo y le consultaban continuamente sobre cuál debería ser su proceder. Y Crisanta también lo hace, con la particularidad de que siempre desoye el consejo que le da el péndulo y hace lo contrario. Y le va fatal, naturalmente. En los terrenos en los que se mete no le puede ir de otra manera. Y sin embargo, lo hace porque sabe que es la única posibilidad que tiene de enfrentarse a su destino. Esto es algo muy común en mis novelas.
Dibuja diferentes fantasmas. Entre ellos, las personas deambulando tras el golpe de Estado.
Una cosa es el reflejo de la otra en una ciudad en la que están teniendo a cabo unas represalias brutales, un acto continuo de barbarie, la llamada limpieza social del bando que se había impuesto a través de las armas. La gente vive en esa especie de bruma que les produce el miedo, la desconfianza constante. La casa embrujada y los fantasmas que yo propongo no son ni más ni menos que una metáfora de esa Sevilla en la que discurre todo.
En su periplo como escritor de la novela ¿Ha ido a lugares de adivinación?
No voy porque creo absolutamente en todo. Puedo intentar encontrar una raíz novelesca interesante y siempre intentaré darle la vuelta, huir del tópico y encontrar en eso un resquicio para bucear en el alma de la gente, que es lo que me interesa. Pero todo lo paranormal, lo sobrenatural, me interesa muchísimo y me lo creo todo.