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Quién era el barman del Ritz durante la ocupación nazi de Francia

El historiador, periodista y escritor Philippe Collin novela la historia de Frank Meier, a la vez especulador, colaborador y luchador de la resistencia

El periodista y escritor Philippe Collin.Nerea González/EFE

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Es 1940 en un pequeño rincón del histórico hotel Ritz de París. Detrás de la barra, Frank Meier, un barman en el punto más álgido de su carrera. Un hombre que va a servir al productor, periodista, historiador y escritor Philippe Collin (Brest, 1975) para adentrarse en una sociedad rota, en «un modelo reducido de la Francia ocupada» con su novela El barman del Ritz (Galaxia Gutenberg).

Collin dejó atrás por esta vez su célebre podcast, Face à l’histoire, para buscar algo nuevo. Una «especie de proyecto artístico», según relató. «Una reflexión de las ambigüedades de un barman que es a la vez especulador, colaborador y luchador de la resistencia».

La historia se remonta al 2003, cuando Collin llega al bar del Ritz por primera vez. «Fue el barman que estaba allí en ese momento quien me empezó a hablar sobre Frank Meier y desde entonces ya me interesó su personaje».

Sin embargo, hasta diez años después Collin no encontró el momento para empezar un proyecto que refleja su punto de vista sobre la ocupación alemana de Francia durante la Segunda Guerra Mundial. «Decidí mezclar mi vida con la suya, mi perspectiva con la suya» cuenta el escritor galo.

Tras su trabajo de documentación y redacción de la novela, Collin sigue sintiendo a Meier como parte de su vida. «Se ha convertido en una especie de amigo interior, un alter ego», afirma hasta tal punto de que cuando llegó a Madrid se dijo para él: «Frank acaba de aterrizar en Madrid».

A pesar de los años que les separan, Collin siente que han seguido caminos similares y por ello se pregunta: «¿Qué hubiera hecho yo en su situación? En el punto más alto de mi carrera y de pronto los alemanes ocupan París».

Meier es un personaje histórico «lleno de sombras», lo cual Collin califica como perfecto para un escritor que a su vez puede «preguntarse sobre todo lo que se le pasa por la cabeza a este barman que es espectador de un pequeño teatro de máscaras».

Los solo 55 asientos del bar del Ritz lo hacen «un espacio cosmopolita, intelectual, sofisticado, de ambiente festivo» en el que la vida parece transcurrir con normalidad mientras en el mundo exterior «se mueren de hambre y de frío, y se tortura a la Resistencia».

Collin quiere con su novela mostrar esos dos mundos que habitan París durante los cuatro años de ocupación y, al mismo tiempo, hacer reflexionar a los lectores sobre «cómo nos vemos envueltos en un mundo de lujo y no vemos la vida real».

Collin se remonta a 1940 para invitar a sus lectores a reflexionar sobre los fallos que no deberían repetirse. Utiliza así a su protagonista, Frank, «que reflexiona sobre su mundo interior, lo que puede servir a los lectores para que hagan ellos lo mismo». Hoy Francia no es la Francia de 1940 pero «siempre hay riesgo cuando el país está fraccionado» relata Collin, quien ve a su país natal dividido en dos o incluso tres sectores con posiciones muy fuertes.