La afición del Nàstic vivió una tarde inolvidable en Barcelona. Acudió en masa al Estadi Johan Cruyff para apoyar a su equipo en un partido decisivo para las aspiraciones de ascenso a Segunda División.
Desde las redes sociales se lanzó la operación ‘Eintracht de Tarragona’. El objetivo era emular la invasión de la hinchada alemana del Eintracht de Frankfurt del Camp Nou, en el partido de vuelta de los cuartos de final de la Europa League 2021/22. Un reto cumplido.
Las cifras oficiales de asistencia del FC Barcelona fueron 4.924 espectadores. Del Nàstic, los datos apuntan a poco más de un millar de seguidores. Eso supone que los aficionados culers cuadriplicaban a los granas. Si fue así, no lo pareció.
El equipo de Dani Vidal dominó en el verde. En la grada, la música de ambiente la puso la grada tarraconense. Los cánticos procedentes de ese Gol Nord del estadio azulgrana superaron en decibelios y en constancia a los que procedieron del resto del campo.
Solo bastó que Alan Godoy pusiera el 0-1 en la misma portería en la que estaba la hinchada del Nàstic. El grito de celebración fue atronador.
La grada tarraconense siguió animando a rabiar. Cantando a sus jugadores. Coreando el nombre de su entrenador, Dani Vidal, sancionado en la grada del Johan Cruyff.
La locura se desató en el minuto 80. Cuando Marc Fernández remató el centro de Andy para poner el 0-2 en el electrónico. Un tanto que mataba el partido. Que dejaba el subcampeonato sentenciado, a la espera de la última jornada.
Quedaban diez minutos, más los cinco de añadido que dio el colegiado. Un cuarto de hora de fiesta absoluta. Entre ‘olés’. Solo faltaba ‘l’Àliga’.
Ni el gol de Alarcón, en el 94, rebajó la euforia. El duelo estaba controlado y dominado.
Con el pitido final los jugadores pudieron añadirse a la celebración. Todos se aproximaron a la grada para saludar, cantar y fotografiarse con su hinchada. Regalaron las camisetas y se fotografiaron en una imagen ya histórica.