Dani Vidal cumple su parte en el Nàstic

Cuando el club confió el banquillo en Dani Vidal nadie le pidió convertir al Nàstic en el Manchester City de la Primera Federación. Dominar los partidos, golear cada jornada y sumar todos los puntos en juego. La consigna el día del acuerdo entre la entidad y el técnico tarraconense era una: tener un final de liga tranquilo, sin sobresaltos. No sufrir. Y es que en ese momento, tras cesar a Iñaki Alonso después de un 0-4 ante el Eldense, el cuadro grana estaba a un punto de las posiciones de descenso.

Dani Vidal era la opción más sensata después de la extraña decisión de contratar al técnico de Durango. Con el tarraconense se quería regresar al modelo de la pasada temporada. El que inspiró Raül Agné y que llevó al Nàstic a las puertas de Segunda División. No era un estilo atractivo. Pero era tan básico como efectivo. De alguna manera, confiar en Dani Vidal suponía reconocer que el cese de Agné había sido un paso en falso y que había que regresar a ese modelo sin recurrir al de Mequinenza. Vidal se había curtido en primer nivel con él y tenía los conocimientos de sobra para retomar el trabajo.

En su primera comparecencia, el entrenador tarraconense fue claro. No venía a mostrar su estilo, sino a rescatar a un equipo tocado y casi hundido. Un trabajo que podemos decir, ha logrado virtualmente gracias a las dos victorias consecutivas ante UD Logroñés (0-1) y UE Cornellà (1-0).

Desde su primer partido, Vidal impuso un guion inmutable: dejarlo todo en el campo y competir todos y cada uno de los partidos. No ha habido en ninguno de ellos en que no lo haya hecho. Ni en las tres derrotas ante Barça Atlètic (1-0), Atlético Baleares (2-1, que empató con un gol legal, pero anulado) y Real Unión (0-1), ni tampoco en los empates frente Castellón (0-0), La Nucía (0-0) y Osasuna Promesas. Siempre ha tenido la posibilidad, incluso el merecimiento, de llevarse algo más.

Los números del técnico también dejan claro la evidente mejora del equipo. En la ‘minitemporada’ que se ha disputado desde que llegó el técnico -11 jornadas- el Nàstic es el quinto (posición de play-off) con 18 puntos, por detrás de Atlético Baleares (18 puntos), Sabadell (19 p.), Barça Atlètic (20 p.) y Amorebieta (26 p), rival del Nàstic este fin de semana y máximo candidato al ascenso directo.

Hay otros datos que apoyan el trabajo del preparador tarraconense al frente del equipo grana. Los goles en contra, por ejemplo. Hasta la llegada de Dani Vidal el equipo había encajado 35 tantos. A 1,4 goles concedidos por partido. Una sangría que amenazaba con ser la ruina. Con él, el Nàstic solo ha permitido que le hicieran 7 goles (0,63 por partido). Un reducción del 45%.

La asignatura pendiente se ha quedado en los goles a favor. 10 goles en 11 partidos no es la media goleadora deseada. De haberla incrementado un poco, seguramente estaríamos hablando de otros objetivos. Mantiene el mismo ritmo que en los 25 partidos previos a su llegada, en los que se marcaron 23 tantos.

En dos meses y medio, Dani Vidal cosiguió incluso hacer soñar a la afición con la posibilidad de acercarse a las plazas de play-off. El empate frente a Osasuna Promesass deshizo esa ilusión y perjudicó los partidos inmediatos frente a Baleares y Real Unión. Pero el técnico, de 30 años, en su primera experiencia en el fútbol profesional, ha resuelto una situación delicada para un club histórico. Con partidos duros como la Real Sociedad B, UD Logroñés o el Cornellà. Ha cumplido de sobras.