El Nàstic ha perdido el rumbo deportivo. Todo el buen hacer económico del actual Consejo de Administración de la SAD, liquidando la deuda y evitando la desaparición del club, queda ensombrecido por el apartado deportivo de los últimos años. El equipo lleva dos temporadas jugando con el fuego del descenso. Esta, la tercera, puede llegar la vencida.
Había inestabilidad deportiva con Promoesport y ahora, ya sin la empresa de Rodri, no se ha conseguido reparar. Todo lo contrario. Ha sido el mercado de invierno más movido de la época moderna del Gimnàstic. La dirección deportiva grana, oficialmente en manos de Arnal Llibert, pero de facto y extraoficialmente bajo la batuta de Antonio Prieto, ha realizado 22 operaciones.
Once salidas (Barreiro, Rocha, Javi Jiménez, Tete Morente, Manu del Moral, Dumitru, Perdomo, Cadamuro, Abeledo, Mejías y Raúl Albentosa) y once entradas (Cotán, Palanca, Berat Sadik, Thioune, Pipa, Mikel Villanueva, Barrada, Noguera, Kanté, Josema y Sun, directo al filial pero con trato por parte de la entidad de ‘estrella’ del primer equipo). Más que un lifting ha sido un auténtico cambio de cara que dice mucho de la mala planificación deportiva del verano.
De la plantilla de septiembre solo quedan once futbolistas con ficha del primer equipo. A ello se añaden Viti, Brugui, Roger Figueras y Salva Ferrer, futbolistas con ficha del filial que tienen presencia en la primera plantilla.
De hecho, de los doce fichajes que se realizaron en la ventana de traspasos del verano solo siguen en la disciplina tarraconense cinco: Iván López, Ramiro Guerra, Sebas Coris, Luis Suárez y Becerra. Únicamente el delantero colombiano fue titular en el Cerro del Espino, mientras que el lateral valenciano, el centrocampista y el carrilero catalán se recuperan de diversas dolencias físicas.
Datos que apuntan a que el desastre que se está viviendo en el campo comenzó hace meses en los despachos. Se trabajó con prisa, con alguna ‘hipoteca’ por el divorcio con Promoesport y a merced de la cartera de futbolistas de uno o dos representantes. Un desbarajuste que perfiló un plantel abocado al fracaso.
‘Limpieza’ invernal
Antonio Prieto ha aprovechado la ventana de transferencias invernales para llevar a cabo una limpieza profunda del vestuario. Había muchos futbolistas de la anterior etapa con los que la directiva no contaba. O bien porque no habían dado la talla o porque sus contratos eran altos y querían recortar masa salarial. Otros pedían a gritos marcharse y el club, cansado de esa actitud que se repetía en cada mercado, les dio puerta.
Los cálculos apuntaban que esa faena de dar carpetazo final con la época anterior iba a llevar dos años, pero debido a la situación deportiva se ha acelerado.
Tanto que de la fotografía de la plantilla que quedó hace doce meses con el cierre del mercado de invierno, última formada conjuntamente con Promoesport, 2018, solo repiten seis futbolistas: Bernabé, Abraham, Uche, Djetei, y Márquez y Fali, que llegaron en esa misma ventana de traspasos. Sin contar los jugadores como Pol Valentín o Brugui que eran jugadores del CF Pobla. Entre fichajes, cesiones, ventas y rescisiones el Nàstic ha realizado 53 operaciones en tan solo un año. Sin contar los tres cambios de entrenador. Para volverse loco.
Plantilla poco futuro
Otro dato que sorprende de este mercado es el elevado número de cesiones. Solo Thioune, Cotán, Sadik y Palanca llegan libres. El resto están a préstamo por lo que a final de temporada regresarán a los equipos que poseen sus derechos federativos. Más allá de si se acaba descendiendo o no, la plantilla que quedará en verano será mínima. Sin base alguna. Un problema previsible que obligará a una nueva reestructuración veraniega.
