La valentía tiene premio (Barça B 0-2 Nàstic)

Un Nàstic brillante en la presión en la primera parte conquista el Johan con goles de Javier Bonilla y Marc Trilles y duerme en puestos de play off

05 marzo 2022 19:51 | Actualizado a 06 marzo 2022 21:19
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Fue un triunfo valiente. Un triunfo inteligente. Un triunfo de equipo maduro. Un triunfo para soñar. En definitiva, fue el triunfo que el aficionado del Nàstic llevaba meses esperando, por la forma y el fondo. Se conquistó el Johan Cruyff en una exhibición futbolística en la que los granas fueron superiores en las dos áreas y con dos lecturas de partido en cada parte. En la primera presionaron con acierto y como premio se llevaron los goles de Javier Bonilla y Marc Trilles, mientras que en la segunda supieron instalarse en un bloque medio y bajo que apenas concedió grietas. 

Revive el partido gracias al resumen del partido ofrecido por Footters.

Los granas duermen en puestos de play off y confirman que son un equipo listo para todo. De esos que va a obligar al rival a sudar sangre en una hipotética promoción porque no encaja y encima últimamente tiene más mordiente. 

Comentaba Raül Agné en la previa del encuentro que el Nàstic debía ser un equipo inteligente  la hora de saber cuándo tocaba ir a presionar o esperar en bloque medio o bajo. Vaya sí lo fue. Ayer el conjunto grana fue ese niño superdotado que acude a clase y se aburre porque su cabeza va por delante de lo que le explica el profesor al resto de sus compañeros. Interpretó lo que tocaba en todo momento. Suena fácil, pero créanme que no lo es.

Lo bonito de presionar es que solo se da si quieren los dos equipos. Uno debe querer salir con el balón jugado desde atrás, mientras que el otro debe ir a buscarle sin miedo a que surjan los espacios a su espalda. Ayer presionar al filial azulgrana quizás tenía más sentido que nunca. El motivo es que estamos ante una camada debilitada por la subida de Nico y Gavi al primer equipo y que le ha dejado con una media de circunstancias que no ofrece esa lectura de juego y calidad técnica que suelen tener los jugadores culés. Solo Jandro Orellana tiene esa continuidad en el juego tan exquisita, pero el Nàstic tuvo claro que tapando esa vía de agua, el Barça B podía cortocircuitar. A partir de ahí ya había mucho ganado porque eso provocaba que el tridente azulgrana, Abde, Jutglà e Ilias, quedase aislado. Ahí estaba su talento diferencial. 

Desde los primeros minutos la presión grana fue anunciando terremoto. Los jugadores del Nàstic andaban frescos de piernas y mente y eso provocaba que el bloque alto funcionase con naturalidad, generando una sensación de incomodidad permanente en el Barça B. Ya le avisaba el Nàstic que estaba tomando un camino peligroso en el minuto 12. Pablo Fernández interceptaba un pase de Arnau Tenas y el balón le caía a Dani Romera. El almeriense disparaba al palo corto y el balón repelía en Arnau Comas, pero en el rechace cazaba el cuero de primeras y lo estrellaba en el palo largo tras una tensa volea. 

Bonilla iniciaba la conquista

Aquella jugada dejó en el aire el pensamiento de que la primera no se puede perdonar ante los grandes equipos, porque quizás no tienes más. Fue erróneo y efímero. Solo seis minutos después llegaba el primer gol. Arnau Tenas erraba en un pase fácil para su central y Dani Romera aprovechaba el error. El delantero andaluz culminaba el robo en el área con inteligencia, cediendo el pase en boca de gol a un Javier Bonilla que no erraba y adelantaba al conjunto grana.

El tanto dio alas a un Nàstic que no cayó, de manera acertada, en el error de meterse atrás en todo momento. Si se auguraba peligro de robo en los primeros metros, el equipo apretaba. Con balón, los granas estaban fluidos y con confianza. Abrían el campo al máximo y Pablo Fernández y Dani Romero estaban resultando vencedores en esos balones de desahogo que tanto bien le hicieron a los de Raül Agné. 

El segundo gol estuvo cerca de llegar en una transición ofensiva tras robo de Dani Romera que Javier Bonilla interpretó a la perfección y dejó al ariete almeriense solo ante el peligro. Su remate al primer palo se encontró con Arnau Tenas que repelió el cuero a córner. Antes se había reclamado un posible penalti por manos de Jandro Orellana en el área pequeña.  El Nàstic seguía agigantándose y amenazaba con engullir a un tenue conjunto azulgrana. 

La insistencia y superioridad grana tendría premio solo unos pocos minutos después y antes del descanso. Dicen que cuando más duele. Fue un gol en forma de premio para un jugador que se merecía esa alegría más que nadie. Marc Trilles conectó un cabezazo inapelable en un córner que le buscó en el segundo palo. El de Castellón saltó por encima del resto y colocó el cuero en el palo largo. Celebró el gol con rabia. Es un titán. Un guerrero. Un líder. Un futbolista que lo deja todo en el campo y que anda en un estado de forma que le sitúa entre uno de los mejores centrales de la categoría.  

Si la primera parte fue una lección de cómo presionar y salir a la contra, la segunda fue una clase perfecta de cómo gestionar una ventaja doble en el marcador. El Nàstic no encajó, pero es que tampoco tuvo miedo en el cuerpo. Y eso que Jutglà dejó una jugada de quilates en el minuto 47 que obligó a Manu García a desviar el cuero a córner. Fue un aviso que quedó en nada porque ni siquiera inyectó algo de incertidumbre al conjunto grana.

Los tarraconenses emplearon un bloque medio y bajo empleado con una eficencia perfecta. Vino motivado por el 0-2 y porque las piernas de los futbolistas ya no eran tan frescas como para salir a la presión alta cada dos por tres como en la primera parte. En ese contexto ya han demostrado que son élite pura en la categoría y lo volvieron a hacer. Ni el tridente de ‘Primera’ pudo con la defensa grana. Por algo es la mejor de la categoría. 

Solo hubo varias amenazas más con varios disparos desde la frontal que no pusieron en apuros a Manu García. DaniVidal, ayer en el banquillo por la sanción que cumplía Agné en la grada, fue metiendo gente de refresco que cumplió su cometido. Fran Carbia, Nil Jiménez, Édgar Hernández le dieron aire al Nàstic y Elías Pérez y Carlos Albarrán salieron en los instantes finales para arañar minutos en el crono. Lo mejor del triunfo fue que el Nàstic se marchó sin esa sensación de acoso y derribo del Johan que muchos de los equipos experimentan. Habla muy bien del plan de partido y de la interpretación de él. 

El Nàstic conquistó el Johan en una exhibición de inteligencia y valentía. Están listos para todo. Incluido para estar en el play off. De momento duermen en él.

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