Robert Simón se afina
El extremo de Badalona dio tres asistencias de gol en el último partido ante el Linense
Robert Simón se afina
Si ante el RB Linense Dani Romera fue el autor de un hat-trick de goles, Robert Simón completó un triplete de asistencias. El extremo de Badalona completó una actuación muy destacada ante la Balona. Quizás la mejor de esta temporada. Desde el primero hasta el último minuto mostró frescura tanto como para desafiar a su pareja de baile a una carrera en velocidad (y ganarle) como para tomar casi siempre la mejor opción en los metros finales. Solo con una claridad de ideas en los metros decisivos se puede encontrar explicar el primer gol del Nàstic. Simón tenía el pase de la muerte como la opción más clara y evidente, pero tuvo visión de juego y ese puntito de frialdad necesaria en las zonas calientes del campo para ver por el rabillo del ojo la llegada de Pedro del Campo desde la segunda línea. Pase sencillo y primer tanto para la saca. Un gol que volvió loco al extremo badalonense. No paró de saltar y abrir los brazos pidiendo al público su apoyo.
Robert estaba fino y siguió demostrándolo a lo largo de todo el partido. Retaba a su marcador sin esa timidez que le ha atenazado en muchos partidos. Encaraba confiado, sabedor de que si conseguía espacio para centrar originaría una ocasión de peligro para sus compañeros. Así llegó su segunda asistencia del encuentro. Recortó a Connor, cambió de marcha y antes de alcanzar la línea de fondo puso un centro bombeadito al corazón del área. Una pelota que el portero se confió y que acabó con Romera rematando a la red. El futbolista badalonense estaba entonado y siguió encarando a su rival. Seguro de estar un paso o dos por encima en ese encuentro. Si funciona, ¿por qué no seguir intentándolo? Aunque fuera otro defensor, Sergio Fernández, el que tuviera enfrente. Simón se sacó un centro impecable que cruzó todo el área hasta llegar a Romera. El almeriense, viendo cómo Leuko y Morante no acertaban a despejar, preparó la escopeta y remató al arquero.
El centro siempre ha sido una de las mejores virtudes de Simón. Es un futbolista capaz de mandar un balón al área en perfectas condiciones pese a tener oposición. Su golpeo es perfecto. Con la rosca idonea. De dentro hacia fuera para hacer dudar al meta. Sin embargo, le ha faltado explotarlo más. Darle más continuidad y confianza.
Igual que retar más a sus defensores. Su cambio de ritmo y velocidad puede dejar atrás a rivales con cierta facilidad, pero ha tenido mucha timidez en muchos momentos de la temporada. También es verdad que no ha tenido descanso prácticamente. Simon ha sido uno de los jugadores más utilizados por Raül Agné. El segundo en minutos (2881) -solo por detrás de Joan Oriol (3.033) - y el único que ha jugado los 35 partidos disputados. Una cantidad de minutos que le han pasado factura en fases de la temporada, en las que se le veía agotado. La ausencia en la plantilla del primer equipo de otro jugador de banda que pudiera rotar, asumiendo que Karim L’Koucha no cuenta para el técnico, han hecho que el futbolista acumulara muchos minutos. Incluso como lateral derecho, cuando el equipo necesitaba ganar profundidad. Al final Simon ha sacado su mejor versión y es una que encaja en el Nàstic.
Robert Simón en el encuentro ante el Linense el pasado domingo. foto: pere ferré
Robert Simón
en el encuentro ante el Linense
el pasado domingo. foto: pere ferré