Barcelona es una gran ciudad que lidera un país pequeño y las ideas que nacen en la capital se extienden con rapidez por toda Catalunya. El fenómeno es positivo, pero junto con el dinamismo y la innovación llegan también algunas barcelonadas. Ideas y actitudes que en Barcelona pueden tener todo el sentido, pero que trasladadas a otras regiones son una distorsión y un estorbo.
Hay docenas de ejemplos, pero el rechazo al turismo y a los expatriados, el recelo ante los grandes acontecimientos deportivos y la pasión por la ciudad de los quince minutos merecen estar en el podio de las barcelonadas. Barcelona es una de las ciudades más atractivas del mundo y tras las oleadas de turistas han llegado los expatriados, profesionales bien remunerados que quieren vivir y trabajar allí por un tiempo más o menos largo.
En Barcelona el número de turistas ha tocado techo. Algunos rincones de la ciudad se han convertido en un parque temático sin atractivo. El turismo de masas genera una ocupación inestable y de bajo valor añadido que atrae imigración y lamina las clases medias. Los apartamentos turísticos han encarecido el acceso a la vivienda y algunas decenas de miles de expats han agudizado el problema.
Quizás Barcelona tiene un problema con el turismo, pero en Reus, Tarragona, Montblanc o Tortosa el turismo de calidad tiene todavía mucho recorrido. Asumir que el turismo es negativo sería un error en la Catalunya Sud. Pero esa barcelonada no es nada si se compara con el rechazo a los expats. Las ciudades y pueblos de la Catalunya Sud deberían hacer lo posible por atraer a este perfil profesional de alto poder adquisitivo y bien conectado con el mundo. Suman mucho más de lo que restan. En Barcelona quizás sobran, aquí no.
La alergia a los grandes eventos es otra gran barcelonada. Tras el éxito de los Juegos Olímpicos Barcelona quedó vacunada contra los grandes festivales con el Fórum de las Culturas. Incluso la llegada de la Copa América ha sido vista con recelo por algunos. Barcelona quizás no necesita más promoción, pero en la Catalunya Sud cualquier gran acontecimiento que permita captar inversiones, atraer la atención de las administraciones y movilizar patrocinios es un regalo. El sabor amargo que dejaron los Juegos Mediterráneos tuvo algo de barcelonada y habrá que insistir para superarlo.
La ciudad de los quince minutos podría ser la última barcelonada. En las grandes ciudades contar con barrios vivos, habitables, pacificados y con oferta comercial es una gran idea, pero en la Catalunya Sud ya vivimos en la ciudad de los quince minutos. El reto de nuestra metrópolis a medio construir es otro: recoser estas ciudades de los quince minutos para construir una capital vibrante que sea más que la suma de los municipios que hoy la forman. La ciudad metropolitana de los 30 minutos.
¿La solución a las barcelonadas? Una región que se conozca y se piense. Ideas propias.
Marc Arza es CEO de Startsud Studio
