Cargill invierte 10 millones en una línea de envasado de aceite en Reus
Con esta nueva planta, la multinacional prevé diversificar su cartera de clientes ya que, además de la industria, podrá llegar a la restauración y al sector hotelero

Coincidiendo con el cincuenta aniversario de la presencia de Cargill en Reus, la compañía de Minneapolis acaba de poner en funcionamiento una embotelladora para el aceite de girasol. Se inauguró oficialmente ayer, aunque hace un mes que la nueva unidad está en marcha.
La firma, especializada en la molturación y el refino de aceites vegetales (básicamente pulpa de girasol, soja y maíz), ha invertido diez millones en un proyecto que será clave para seguir creciendo y consolidan su presencia en los mercados del sur de Europa. «Es una planta en la que creemos mucho», aseguró José María Mateo, presidente de Cargill España y Portugal.
Con una capacidad de 25.000 toneladas, la planta embotelladora garantiza cerrar la cadena de producción. Y es que, hasta el momento, la planta vendía la integridad del aceite al sector industrial, que lo consume a cubas. Con el envasado, la cadena podrá diversificar su cartera de clientes. Las botellas, de 7,5 litros, están pensadas para el sector de hostelería y restauración, que es uno de los grandes consumidores de aceite de girasol.
La puesta en funcionamiento de esta unidad ha supuesto la incorporación de seis nuevos trabajadores, en una empresa con una plantilla de setenta empleados. Mateo asegura que está previsto que la cifra de contrataciones llegue a quince a medida que la nueva línea gane capacidad. Cuando esté totalmente en funcionamiento, permitirá expedir 1.800 botellas cada hora.
También está completamente mecanizado el almacén, con una capacidad de hasta 1.600 palés.
Durante el acto de inauguración, el alcalde de Reus, Carles Pellicer, ponía en valor que esta nueva inversión representa «una nueva muestra de la apuesta por la industria agroalimentaria reusense».
Cargill moltura unas 200.000 toneladas de pipas de girasol anualmente, una materia prima que en un 75-80% procede de Catalunya y el resto del Estado, pero que también se importa desde Francia y los países del Mar Negro. «Una cantidad muy importante de las semillas se originan en España, apoyando a las comunidades agrícolas y cerrando la cadena de sostenibilidad, pero nos gustaría que esta cifra fuera superior». Este es el llamamiento que hacía Harold Poelma, presidente de Aceites Refinados, una sociedad que está presente en 65 países.