El machismo toma la calle en el carnaval de Brasil

El testimonio de una joven que fue agredida en plena fiesta se ha hecho viral en las redes

Carolina disfrutaba de la fiesta de un bloco (comparsa) cuando un hombre le arrancó la ropa y la atacó ante decenas de testigos que no hicieron nada para impedirlo. Como ella, son miles las mujeres que sufren agresiones y son acosadas durante el carnaval en Brasil.

«Mis amigas y yo estábamos avanzando con una multitud cuando él, por detrás, me empujó y me arrancó la parte de arriba de la ropa. Me volví ya reaccionando y golpeando a un hombre que me doblaba en tamaño. Él se rió. Empecé a gritar: ¿Está loco? y él me quitó la ropa... Entonces me agarró por el cuello e intentó ahorcarme mientras yo intentaba patearlo. Me levantó por el cuello y me tiró al suelo. Caí. Sin blusa y sin ayuda», relató Carolina Froes, una actriz de 22 años, en las redes sociales.

El relato de su agresión, durante el desfile de un bloco en Sao Paulo, se ha viralizado en Brasil, donde gana terreno la campaña «Carnaval sin acoso y sin violencia», con iniciativas como ‘UmaMinaAjudaAOutra’ (Una chica ayuda a otra), que pretende convertirse en una herramienta para denunciar la violencia machista.

Besos forzados, tocamientos, insultos y agresiones contra las mujeres son una constante en las fiestas que se repiten en estos días en Brasil, el quinto país del mundo por tasa de feminicidios y donde el pasado año se denunciaron más de 45.000 violaciones, una media de un estupro cada diez minutos.

Mujeres rodadas

Renata Rodrigues lucha contra este tipo de comportamientos. Es una de las fundadoras de «Mulheres Rodadas» (mujeres con recorrido), el primer bloco feminista de Río de Janeiro, que nació precisamente de un eslogan machista que rezaba «yo no merezco una mulher rodada».

A su juicio, «todavía existe una cuestión mal resuelta en Brasil. Los hombres creen que pueden disponer del cuerpo de la mujer», afirma esta periodista, quien destaca, además, que «hay muy baja participación de las mujeres en el liderazgo de las escuelas de samba y de los blocos», lamenta Rodrigues, quien, no obstante, admite que hay figuras femeninas que están rompiendo estos moldes.

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