La oleada política contra las fiestas taurinas pasa de largo en el Ebre

El debate de la financiación de los 'correbous', que divide a taurinos y animalistas, no se cuela aún en los plenos de los casi 30 municipios de la provincia que tienen tradiciones con 'bous'

La oleada antitaurina, con suspensión de festejos y recorte de partidas presupuestarias en toda España, no parece afectar, por el momento, a la programación de esta tipología de eventos y festejos en las Terres de l’Ebre. El nuevo mapa político surgido a partir de las elecciones municipales de 2015 derivó en una reacción en cadena de medidas que ponen en tela de juicios las celebraciones taurinas. La llegada al poder de formaciones que no ven con buenos ojos ni los eventos en sí ni las subvenciones ha comportado suspensiones polémicas por toda la geografía estatal.

En Alzira (Valencia) el nuevo gobierno suprimió los bous al carrer. En La Coruña el Ayuntamiento decidió cancelar la Feria Taurina, a pesar del precontrato firmado con un empresario. El alcalde de Valencia, Joan Ribó, de Compromís, que gobierna con el apoyo del PSPV y València en Comú, ha comunicado que no se otorgarán ningún tipo de ayudas para corridas de toros o programaciones taurinas y que se eliminarán los festejos en que se produzca maltrato animal, con el bou embolat a la cabeza. Por su parte, la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, ha renunciado al palco de Las Ventas y ha dejado claro que no destinará «ni un euro público» a la tauromaquia.

 

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