'Le debía este libro a mi familia'
Entrevista a Victor Amela, periodista y escritor y autor de 'La filla del capità groc'

El contraportadista de La Vanguardia Víctor Amela (Barcelona, 1960), se sumerge en la historia de sus antepasados durante las Guerras Carlistas en la pequeña localidad de Forcall, en el Maestrat. Basándose en un manuscrito y sus propios conocimientos, Amela ha ido narrando un relato en el que el amor y las aventuras cobran un verdadero protagonismo.
- ¿Qué tiene que tener un libro para ser Premi Ramon Llull?
- Pasión, que el autor tenga ganas de contar una historia, que ésta le emocione y que tenga muchas ganas de compartirla.
- Véndame la historia.
- Es un relato romántico e histórico, ambientado en las Guerras Carlistas en el Maestrat y los Ports de Morella. Hay un personaje, el Groc, que, aun sabiendo que todo está perdido, decide continuar luchando. A causa de la relación con su mujer y la felicidad y el amor que le aporta su hija Manuela, Groc continua hasta el final.
- Usted tiene algún tipo de relación con los personajes, ¿verdad?
- Sí, y eso fue mi punto de partida para empezar el libro.
- ¿Ah, sí?
- Sí. Te cuento. Yo con ocho años, pasando el verano en Forcall, en mi paraíso, paseando al lado de una chica que me gustaba, nos topamos con un chico del pueblo que me dice: «Tú, seguro que siendo el niño de ciudad, no conoces quién fue el capità Groc de Forcall», y fue cuando nos empezó a contar mil aventuras de ese Robin Hood local.
- ¿Y aquí quedó la cosa?
- No. Años más tarde, le pregunté a mi padre quién era el hombre que estaba pintado en un cuadro que teníamos en casa. Él me dijo que era el padre de mi padre, que nació y murió en el Forcall y se le conocía como Pep lo Bo. Me puse a pensar y dije: «Seguro que Pep lo Bo y el capità Groc se conocieron». Resulta que acerté e, igual como una cascada, mi mente empezó a imaginar una trama basada en hechos reales, claro.
- ¡Qué casualidad!
- Pep lo Bo tenía la misma edad que Manuela. Y con eso, me resultó muy fácil imaginarme que ellos estaban enamorados, igual que yo lo estuve de esa chica cuando yo tenía ocho años y pasaba los veranos en Forcall.
- ¿Cuánto tiempo ha estado documentándose y escribiendo la novela?
- Ha sido todo un proceso. Mira, desde que conocí la historia de Groc, durante treinta años he ido viajando y documentándome sobre el Maestrat durante las Guerras Carlistas.
- Pero usted ya partía de unos personajes reales...
- Si, de Groc y Manuela. Después incorporé a Pep lo Bo, mi vínculo personal con la trama, y a Pepet de Nasi.
- ¿Quién fue éste último?
- Él escribió un manuscrito cuando estuvo encerrado en la prisión de Morella relatando sus recuerdos de la guerra de Groc. El manuscrito aún se conserva y ha sido mi base documental para escribir el libro. En muchos capítulos, mi trabajo ha sido solamente el de literaturizar los sucesos que Pepet de Nasi narraba. Al final sin querer, me salían solos los vínculos entre los personajes.
- ¿Se ha visto sometido a alguna presión al escribir sobre su ascendencia?
- No y por una simple razón. Yo creo que en las guerras todos somos víctimas. En el libro, no juzgo a nadie. Yo los relato desde una mirada compasiva y tierna.
- Y, pensándolo bien, usted sin esa guerra no existiría.
- Claro. Pep lo Bo emigró del pueblo. Se asentó en Barcelona y nació mi padre y después yo. Por eso, me vi ‘obligado’ a escribir la historia. Es como si todos mis antepasados me estuvieran diciendo: «Escribe la historia, cuenta de dónde vienes, explica lo que nos pasó».