Quico Pi de la Serra: 'Me pusieron una pistola en la cabeza'
Con más de cincuenta años de carrera, el músico barcelonés es uno de los grandes de la Nova Cancó y el blues de Catalunya. Esta sábado actúa en el Teatre Bartrina de Reus dentro del festival Accents

Francesc ‘Quico’ Pi de la Serra nació en la postgerra, el 6 de agosto de 1942, en la calle del General Castaños de Barcelona. En el piso 4º 1ª del número 6 de esta vía con nombre del que fuera duque de Bailén, un militar y político que destacó a finales del siglo XVIII y principios del XIX en las Guerras Revolucionarias Francesas y la Guerra de la Independencia Española. Es una calle corta que va de la Estació de França al Pla del Palau.
«En mi infancia era por donde salían los inmigrantes españoles que venían a ‘vivir mejor’. Suponían que esta ciudad les daría el trabajo que no tenían. Estaban a petar en barracas y fueron un caldo de cultivo de la lucha obrera contra el franquismo. Gente llena de paquetes, colchones sobre la cabeza, caras y gestos de inmensa fatiga y miedo, que llegaba a Barcelona después de haber hecho un viaje tan desagradable como demencial», recuerda.
En ese ambiente creció Pi de la Serra, inquieto desde niño. «No tiene ningún mérito, me parieron así», dice. Estudió en el Liceo francés y pronto se interesó por la música. «Un vecino que era de la tuna me enseñó los primeros acordes de guitarra». En su juventud frecuentó el bar de jazz en directo Jamboree de la Plaza Reial y en 1962 se incorporó al grupo Els setze jutges, que tocaba versiones en catalán de Geriges Brassens. Su primer concierto con ellos fue en La Selva del Camp. «Para ser honesto, no tengo ningún recuerdo de aquella actuación. Tengo una memoria corrientita». Poco después formó con unos amigos Quatre Gats. Hacían adaptaciones y blues. «Teníamos mucho éxito, aunque esté mal decirlo»’. Grabaron tres discos.
Cantar lo que cantaba y en catalán en pleno franquismo le causó algún disgusto. Sufrió la censura y la represión. «Me detuvo muchas veces la terrible policía secreta y política llamada ‘La Social’. No me torturaron físicamente, pero sí me pusieron alguna vez una pistola en la cabeza. Había una falta total de libertad, impuesta militarmente por la dictadura del asesino traidor ‘Generalito Franco’, con muertos, torturados y encarcelados».
¿Y qué pasa ahora, en el siglo XXI? «Siempre ha habido censura: religiosa, política, estética... Parece que, según la ley, si te cagas en el el rey, la bandera española o la constitución es un delito actualmente. El cantautor ilerdense Pablo Hásel está condenado por lo que canta», afirma.
Pese a ello, Pi de la Serra ganó en 1964 el Gran Premio del Disco Español por su álbum L’home del carrer, que grabó con el guitarrista belga Rene Thomas. Estaba haciendo el servicio militar obligatorio en Ceuta cuando se lo comunicaron. «Los premios no me los creo y, por tanto, no me sorprende. Quizá si fuesen adobados con dinero… pero, por ahora, na nai».
El músico barcelonés está considerado uno de los padres de la Nova Cançó, junto con Raimon. Concienciado de la situación anormal que padecía la lengua catalana durante el franquismo, sus primeras composiciones ya presentaban su aire irónico característico. Cantó en espectáculos junto a Lluís Llach, Maria del Mar Bonet, Pere Tàpies o Joan Isaac. Grabó un disco en directo en el teatro Olympia de París y pasó por países como Santo Domingo, Portugal, Alemania, Estados Unidos, Inglaterra, México, Cuba y Canadá. «Voy donde me contratan. Mis conciertos en el extranjero son exactamente iguales que los de aquí, como es obvio. La música no tiene fronteras», indica.
Este sábado (21 horas) actuará en el Teatre Bartrina de Reus, dentro del festival Accents. Repasará su más de cincuenta años de carrea, de los que guarda «muchísimos buenos recuerdos». ¿El mejor? «Seguramente, la amistad con colegas míos de todo el mundo». ¿El peor? «Ninguno. Vivo y vivimos de hacer lo que quiero y como quiero, es fantástico».
A sus 74 años, asegura que tiene previsto sacar un nuevo disco pronto. Será su vigésimo tercero. «Estoy en un punto infinito. Hacer canciones y cantarlas es mi trabajo, del que comen unas cuantas almas. Modestamente, me considero un artesano que hace canciones y las interpreta». En 2015 editó su último álbum hasta la fecha, Dues tasses, con temas nuevos, instrumentales y referencias a autores como Ovidi Montllor. Antes, en 1989, grabó un directo en el Palau de la Música, en el que colaboraron Ana Belén, Luis Eduardo Aute, Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat.
«Siempre procuro que la musa que me coja trabajando. Hace dos años que compongo un blues instrumental cada semana para mi programa radiofónico T’agrada el blues? de Catalunya Ràdio. Esta semana interpreto el 89. No está mal ¿no?», concluye Pi de la Serra, que en 2007 recibió la Medalla de Oro del Parlament de Catalunya por su labor en Els setze jutges.