Viajero de Tarragona: «Bashar al Assad es hoy en día una caricatura en Siria»

Carlos Ferrer, que se adentró en el país en Semana Santa, explica al ‘Diari’ cómo es la nueva Siria tras la caída de la dinastía de los Assad

Reportaje

El tarraconense Carlos Ferrer, un viajero que ha visitado 85 países en todo el mundo, llegó hace unas semanas de Siria. Tras la caída del gobierno de Bashar Al Assad hace apenas unos meses, Ferrer decidió viajar allí para descubrir la nueva Siria y conocer de primera mano en qué situación se encontraba el país. Abu Mohammed al-Jolani, que lideró la revuelta con sus tropas de Hayat Tahrir al-Sham (HTS) -junto a otras facciones- fueron capaces de acabar en sólo doce días con 50 años de dinastía de los Assad.

«Me fui del país con una imagen diferente de la que tenía al entrar. Había leído muchos artículos y no se hablaba muy bien de este nuevo gobierno. Durante mi estancia en el país hablé con muchísima gente y están muy ilusionados con esta nueva etapa», expone Ferrer, que recalca que muchas de las personas que se encontraban en el exilio por motivos políticos han empezado a volver a Siria tras la caída del régimen de Bashar al Assad.

Ferrer apunta que Siria era un país que siempre había querido visitar pero nunca había podido hacerlo debido a los continuos conflictos que ha atravesado. «Quería pasear por Damasco y Aleppo, dos de las ciudades más antiguas del mundo, y a medida que pasaban los años, pensaba que cuando llegase ya no podría ver nada debido a la destrucción. Siempre busco una pequeña ventana de paz para poder visitar este tipo de países, y con la caída de la dictadura de Al Assad pensé que era un buen momento», comenta el tarraconense. Durante su estancia visitó Damasco, Malula, Homs, Aleppo y Ildib. Respecto a la última, detalla que «en esta ciudad empezó la ofensiva que derrocó al gobierno de Bashar Al Assad y puso fin a cinco décadas de dictadura. Tuve la oportunidad de ser de los primeros occidentales en poder acceder a la ciudad y ver cómo es la vida allí, una ciudad muy conservadora».

Ferrer afirma que nadie echa de menos a Assad. «Al Assad es hoy en día una caricatura en Siria. Se venden artículos como calcetines o tazas burlándose de él. Es una persona odiada por todo lo que hizo sufrir a su pueblo. Más de una vez me dijeron que aunque el mismísimo demonio bajase a gobernar Siria, sería mucho mejor que Al Assad. Antes caminabas por las ciudades y veías su cara en todos sitios, él quería que su rostro estuviese en cada rincón. Ahora el pueblo se ha apresurado para no dejar rastro de él», remarca el viajero. «El país quiere pasar página y creo que este puede ser su momento. Se han dado prisa en borrarlo de su historia, a los pocos días de caer su gobierno se cambió la bandera del país», explica.

Respecto a la seguridad y al orden, Ferrer comenta que «en ningún momento» tuvo sensación de inseguridad. «En el trayecto entre cada ciudad tenías que cruzar varios controles militares. Diría que en los diez días que estuve llegué a cruzar más de cincuenta controles militares. Los soldados siempre respondían igual: mano en el pecho y diciendo ‘welcome to Syria’ con una sonrisa. Me habían explicado que la policía de Assad te daba muchos problemas, te pedía dinero, te amenazaba. Yo por suerte no he vivido ninguna situación así». A pesar del buen trato que recibió por parte de las autoridades, Carlos explica que, durante su estancia allí y también posteriormente, era plenamente consciente de los episodios de violencia por parte de elementos gubernamentales contra minorías religiosas, como los alawitas, los drusos y los cristianos.

Pese a las recientes masacres que tuvieron lugar en la región costera de Latakia y Tartus contra la minoría alawita tras un conato de revuelta, en la que también fueron masacrados muchos cristianos, durante su recorrido por Siria, Ferrer no percibió discriminaciones por motivos religiosos. «Tuve la oportunidad de ver varias procesiones en poblaciones cristianas y lo que más me sorprendió fue ver cómo los soldados del nuevo gobierno protegían la entrada y salida a estos pueblos. Allí vi a cientos de personas que llevaban los pasos por las calles y no vi inseguridad» subraya.

Ferrer lamenta que la situación política de Siria ha estado alterada por intereses ajenos. «El pueblo se merece la paz, ellos no tienen la culpa de todo lo que les ha pasado a lo largo de la historia. Por lo que vi, este gobierno merece una oportunidad, el problema es que hay otros grupos y países interesados en desestabilizar la zona y así es difícil saber si este gobierno conseguirá asentarse», concluye.

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