Malestar vecinal por las consecuencias de las obras de mejora en la Rambla Jaume I de Cambrils

Los vecinos del Barri del Port protestan por la saturación de servicios en las calles Pau Casals y Cristóbal Colón, y barajan iniciar movilizaciones para cambiar su situación

A pesar de encontrarse al borde de su finalización, las obras de remodelación de la rambla Jaume I en Cambrils siguen dando de qué hablar. Los trabajos suponen un lavado de cara para una de las principales arterias del Barri del Port, punto de afluencia y de actividad. La complejidad del proyecto ha provocado retrasos en su finalización y algún que otro inconveniente a los vecinos de la zona.

Los ciudadanos, a través de la Associació de Veïns del Barri del Port, muestran su descontento por las consecuencias de las obras. En concreto, sus protestas se centran en la redistribución de servicios en las calles colindantes. Es decir, en la ubicación de contenedores de basura y zonas de carga y descarga. Carles Rovira, presidente de la asociación, afirma que «a raíz de las obras, estos servicios se han concentrado en las calles Pau Casals y Cristóbal Colón».

Rovira señala que «la redistribución supone una carga para estas calles que no deberían tener que asumir». Entre los problemas detectados se encuentran la pérdida de espacios de aparcamiento derivada de la instalación de contenedores y la implantación de zonas de carga y descarga, la reducción de espacio para las terrazas y el aumento del tráfico. Estas nuevas circunstancias generan malestar a los vecinos: «en un tramo donde había 6 contendores, ahora hay más de 20, por lo que los camiones pasan, de noche, uno tras otro, y no podemos dormir», lamenta Rovira. La asociación reconoce que las obras son necesarias y las apoya, pero reclama que las consecuencias negativas de las mismas no recaigan exclusivamente en estas calles colindantes.

El consistorio reconoce la existencia de esta problemática. Fuentes municipales afirman que «las actuaciones en la zona responden a un plan de movilidad vinculado a la remodelación de la rambla». Asimismo, desde el Ayuntamiento se asegura que, una vez concluyan las obras, «se pondrá en marcha una segunda fase que reordenará la circulación y la disposición de los servicios». Mientras tanto, se implantaron medidas como la recogida de basuras puerta a puerta en los restaurantes. La asociación de vecinos reconoce la eficacia de la medida a la hora de reducir los ruidos, pero señala que «no es suficiente».

Posibles movilizaciones

Ante esta situación, los vecinos del barrio están planteando la posibilidad de iniciar movilizaciones o recogidas de firma para solucionar su situación. «Por el momento la asociación no lo contempla», explica Rovira, «pero nos han llegado comentarios de vecinos decididos a hacerlo, a título individual».

Por el momento, la asociación vecinal mantendrá, mañana miércoles, una reunión con el alcalde, Oliver Klein, para hacerle llegar estas quejas. Debido a la cercanía de las elecciones municipales, Rovira ve complicado que se haga algún cambio significativo.

El consistorio considera haber hecho las cosas «lo mejor posible para satisfacer a la mayoría». Reconocen que «lo que se haga nunca va a agradar a todos», pero al mismo tiempo expresan su interés en la opinión de la ciudadanía: «hemos llevado a cabo un proceso informativo y participativo como se ha hecho en pocas obras y hemos atendido cualquier inquietud o problema de los vecinos», afirman fuentes municipales.

Las obras acabarán en dos semanas

Otro de los motivos de descontento entre parte de los vecinos del barrio se debe a los retrasos en la finalización de las obras. El consistorio afirma al Diari que prevé que los trabajos habrán finalizado de manera definitiva en, aproximadamente, dos semanas. En este mes de febrero se ha cumplido un año desde el inicio de los trabajos.

El Ayuntamiento destaca la complejidad de las obras como causa de estos retrasos: «en un nudo de conexiones como el que hay en la rambla Jaume I, hemos encontrado imprevistos en los que ha habido que trabajar y que han ralentizado todo el proceso». También remarcan la realización de trámites de verificación y certificación «precisos y meticulosos» como causa de la tardanza. Asimismo, destaca la presencia de múltiples agentes involucrados, lo que implica una tramitación y unos procesos administrativos complejos, «donde un aplazamiento de una reunión de pocos días puede derivar en más de una semana de retraso», aseguran fuentes municipales. «En ningún caso se trata de un problema de presupuesto», afirman desde el consistorio,