Tertulias de domingo alrededor de una copa de buen vino

Crónica. Cambrils está sumergido hasta el miércoles en la feria Cambrils, entrada al País del Vi. Una buena copa de vino es la excusa perfecta para dejarse llevar por el ácido aroma de un agradable paseo en medio de un un ambiente inigualable

Lo que puede llegar a hacer un buen vino se sabe si te lo tomas, pero no solo eso. Hay que hacerlo a conciencia, olerlo y disfrutar del momento. Y qué mejor ocasión para ponerlo en práctica que yendo a dar un bonito paseo por la feria Cambrils, entrada al País del Vi. En estas líneas voy a intentar transmitirles lo que centenres de personas, han, están y van a vivir hasta el miércoles en el Parc del Pescador. Espero y deseo conseguir envolverles en ese ácido aroma alrededor del cual se ha generado un cálido ambiente en el que, una vez entras, ya no puedes escapar. Comencemos.

Dijo Robert Louis Stevenson que el vino es una especie de poesía que se encuentra embotellada. Yo no sé qué tal cantidad de versos pueden salir de un buen Montsant o de un agradable Priorat, pero sí les puedo asegurar que el paseo entre las 35 bodegas que ofrecen su oro negro y blanco en Cambrils invita, y mucho, a tener una conversación de lo más agradable con amigos, familiares y seres queridos con, como no, un delicioso vino en la mano.

Al menos esto es lo que hizo la familia cambrilense Masagué Castillo. «Venimos cada año y cada día de la feria, ya sea por la mañana o por la tarde», explican. «La excusa es juntarnos todos y tomar un buen vino». Y así fue, ayer, el viernes, y estoy completamente segura que hoy, mañana y el miércoles. Porque, de verdad les digo, que reunirse estos días en el Parc del Pescador es sumergirse en un ambiente que atrapa: «Es extraordinario».

Hay algunos a los que este buen rollo hasta les sorprende. Por ejemplo, a Francesca Martínez, miembro de una sociedad gastronómica sin ánimo de lucro, unos aficionados que cada año participan en la feria: «Ayer por la tarde había tanta gente que pregunté al personal de ambulancias ¿qué ha pasado? Me dijeron que nada, que no habían tenido que intervenir en nada. Hay un buen rollo impresionante».

Y si a unos les sorprende esta armoniosa convivencia, a otros les fascina la enorme afluencia de público que están teniendo. Uno de los hermanos de la bodega Coca i Fitó, establecida en el Montsant, casi ni se lo cree: «Teníamos miedo a quedarnos solos porque las previsiones del tiempo eran malísimas. Pero estamos realmente impresionados con toda la gente que está viniendo», explica. «Es realmente un placer poder compartir con tal cantidad de visitantes nuestra pasión por el vino y por la gastronomía».

Bien, no sé si he logrado contagiarles de lo que me transmitió a mi ese paseo por el Parc del Pescador. Lo que sí sé es que nadie que vaya allí se quedará indiferente. Grábense esta reflexión en la mente: «Todos somos mortales, hasta el primer beso y la segunda copa de vino» (Eduardo Galeano). Pero, ¿verdad que el primer beso jamás se olvida? Seguro que esa segunda copa, tampoco.

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