Elena Moreno: «Cuanto más educada estés, menos tendrán en cuenta tu género»

‘La frontera lleva su nombre’ (Grijalbo) es la última novela de la escritora y periodista, el relato de cuatro generaciones de mujeres, entre el amor y toda la violencia del siglo XX

Desde finales del siglo XIX y hasta los años cincuenta del siglo pasado, las jóvenes más humildes de los valles del Pirineo navarro y aragonés cruzaban a pie las montañas para trabajar en las fábricas de alpargatas del lado francés. Como las golondrinas, marchaban en octubre y regresaban en primavera. Sus vidas, entre el amor y la guerra, sus esperanzas y, sobre todo, sus silencios, protagonizan esta novela. Unos silencios de mujeres, obligadas a callar. Es La frontera lleva su nombre, de Elena Moreno, publicada por Grijalbo, Penguin Random House. La periodista y escritora transporta a los lectores a un pasado no tan lejano en «una novela habla de muchas cosas, como por ejemplo los campos de concentración. Todo lo que en este momento vivimos en la política europea proviene de aquellos años».

¿Qué hay de autobiografía en ‘La frontera lleva su nombre’?
Nada. Es todo ficción, lo que ocurre es que todo lo que cuento existió. Tengo cuatro personajes, que son las Esperanzas y la historia, que actúa como un personaje más, así como el silencio. Todo ese silencio que se ha mantenido sobre muchas cosas y que yo saco a la luz. Mis personajes hablan y cuentan lo que les sucedió.

¿Es una novela feminista?
A veces soy cauta en emplear el término. Por supuesto que es feminista, pero quiero decir que el término está unido a una militancia. Yo lo que hago es exponer la vida de las mujeres en el siglo XX, ya que se nos ha olvidado cómo estábamos. En ese sentido, cualquier reconocimiento tiene que ver con el feminismo.

¿Se nos ha olvidado?
Bueno, es que tampoco ha habido una memoria de la historia de la mujer. Entonces, yo tomo un hecho histórico como es el tema de las golondrinas y lo aprovecho para hablar de todo ello.

En relación al título. ¿La frontera es esperanza?
Habla una saga de Esperanzas. La primera es una mujer libre, que no tiene el concepto de frontera. Hoy por hoy tampoco lo tenemos, ni la sensación de no hacer alguna cosa por el qué dirán. Ella habla idiomas y viaja, son cosas que las demás Esperanzas no hacían ni se lo podían ni imaginar. El resto estaban en unas condiciones terribles y considero que no se ha hablado de todo esto. Con respecto a la conciencia de la mujer, de que hoy puede elegir, vivir como quiera, crecer intelectualmente, no hay nada que se lo impida.

¿Cómo era el viaje de las golondrinas?
Muy difícil. Duraba unas cinco jornadas durante las que atravesaban los Pirineos. En aquel entonces no tenían calzado ni ropa adecuada, llevaban esas sayas oscuras de lana, largas, se empapaban con el rocío y con la lluvia y se ayudaban mucho entre ellas porque, de lo contrario, era imposible sobrevivir.

La sororidad.
Sí, siempre ha existido. Personalmente, pienso que eso de que las mujeres nos ponemos impedimentos entre nosotras, es mentira. En la vida quien más te ayuda siempre como mujer son tus propias compañeras.

Recupera los desfigurados, las caras quebradas, que no son tan conocidos.
Me pareció algo bastante literario. Como soy periodista, me gusta recuperar cosas que han sucedido en el tiempo y que la historia, disciplina que se ocupa de los hechos, no cuenta. Los escritores hablamos de las emociones.

¿Los amores Escaín están malditos?
Precisamente, los amores son espontáneos y por eso es por lo que las protagonistas creen que están malditos. Porque en aquel entonces el matrimonio era impuesto, solo tenían la posibilidad de casarse y tener hijos.

¿Usted podría tener cartas y no abrirlas durante años?
Esas cartas representan el silencio que ha pasado de generación en generación. La madre no quiso saber nada y así sucesivamente. Es el silencio sobre personas de las que no se supo nunca nada más.

¿Lo rompería?
En este momento, sí. Ahora no nos llevamos bien con los silencios. Pero antes, ellas debían callar.

¿Qué pasará con nuestros silencios colectivos?
Falta mucha didáctica. Yo tengo ya años y verdaderamente he luchado mucho por conseguir un puesto en la sociedad y me he encontrado con muchas dificultades. Pero en este momento, hay que canalizar todo a través de la educación. Cuanto más educada estés y cuanto más uses tu cabeza, menos tendrán en cuenta tu género.

¿Cree que la historia la escribimos las mujeres?
A lo mejor los hombres construyen el edificio, pero el hogar es nuestro.