Entre pasarelas y pistas de voleibol

De niña, Paola Molet observaba a su abuela coser en casa, pero lo de coger la aguja y el hilo nunca le llamó la atención

De niña, Paola Molet observaba a su abuela coser en casa, pero lo de coger la aguja y el hilo nunca le llamó la atención. A ella, lo que le «alucinaba» era ver los vestidos en las revistas y las películas. Los dibujaba y hacía sus propias ‘colecciones’ en papel.

También le encantaba vestir a sus muñecas. La moda le tira desde pequeña y cuando acabó bachillerato –por la rama social– en la Escola Elisabeth de Salou se trasladó a Barcelona para estudiar la carrera universitaria de Diseño en la escuela superior LCI durante cuatro años. Y claro, tuvo que aprender a coser, así que se apuntó a clases de repaso, cada sábado, con la profesora de costura de Reus Olivia Garzón.

«Un buen diseñador debe ser un buen patronista y un buen modista o sastre. No puedes diseñar algo si no sabes cómo se hace», explica esta joven salouense que el miércoles cumplirá 25 años.

De padres profesores, su vocación creativa se aprecia en la ropa que surge de su cabeza y plasma con la tela. «Para mí, la moda es arte. Te permite mostrar quién eres y expresarte a través de los tejidos, las texturas, las formas o los colores. Es una vía de escape para todos mis pensamientos. Además, hay muchos estilos y cada diseñador tiene su mundo interior y lo expresa», cuenta.

Nada más salir de la universidad en 2020, con apenas 22 años, fundó su propia marca de ropa –llamada Paola Molet– y dio el salto a las pasarelas. Se estrenó en la 080 Barcelona Fashion y sin tiempo para asimilarlo recibió una invitación para mostrar sus propuestas también en la semana de la moda de Nueva York en febrero del año pasado, dentro de un apartado para jóvenes talentos. Con un frío intenso, propio del invierno en la Gran Manzana, los modelos desfilaron con sus prendas, al aire libre, en la azotea de un rascacielos. «Fue un sueño hecho realidad», recuerda.

Con la mirada en el extranjero

Paola vive ahora con sus padres en Salou, aunque tiene en mente mudarse al extranjero en cuanto pueda. Como buena urbanita, su idea es trasladarse a una gran ciudad. Tokio, Nueva York o París la tienen enamorada. De momento, la sede de su empresa, que saca adelante con otros cuatro socios, está ubicada en el Mas de l’Esquerrer de Salou, espacio que le facilitó el Ayuntamiento. La ropa la vende online y en tiendas de Barcelona e Ibiza.

«Hago moda sin género. Cuando veo una camisa, un pantalón o una chaqueta no pienso si son para hombre o mujer, me fijo en las formas, las costuras, los colores.... pero no en el sexo al que van dirigidos. La moda va más allá de la convención social de los géneros», comenta.

Y siempre, al tanto de las últimas tendencias. «La moda cambia mucho, evoluciona muy rápido. Lo que antes se llevaba ahora es retro, aunque es cíclica y todo vuelve. Ahora se lleva mucho el estilo dosmilero, que parecía que no iba a volver», dice Molet, con fijación en lo que se cuece en Japón y cuyos referentes profesionales son Martin Margiela, Erika Kubo, Yohji Yamamoto, Issey Miyake o Alexander McQueen. «Tuve de profesor a un aprendiz de Cristóbal Balenciaga que trabajó con él en su estudio, y para mí fue un honor increíble».

A la joven salouense le apasiona disfrutar de la vida. Y sabe cómo hacerlo. «Soy una persona superactiva, me encanta hacer cosas. Soy un culo inquieto. Odio estar en casa, quiero salir con los amigos, hacer planes... Nunca estoy quieta porque siempre pienso que si mañana pasa algo me arrepentiré de haber estado tirada en el sofá. Obviamente, a veces se está cansado y se necesita descansar, pero si hay una oportunidad de hacer un plan, ver a alguien con quien te lo pasas bien o estar un rato con la familia hay que aprovecharla. Hay que encontrar pequeños placeres; el día a día es tan agitado que hay que tener hobbies para desconectar y pasártelo bien», considera.

Es rockera, con gustos refinados: le van, sobre todo, las bandas clásicas inglesas como Queen o Dire Straits, pero tampoco le hace ascos a americanas como Guns N’ Roses o Aerosmith. Sus principales hobbies son el buceo y el voleibol, deporte que empezó a practicar en la Escola Elisabeth y que ha retomado seis años después de dejarlo por los estudios. Juega en el puesto de receptora, es decir, ataca y defiende, en el Club Voleibol Salou, que milita en Segunda Catalana.

«Con 13 y 14 años, en categoría infantil, llegué a jugar en la selección catalana. Fue una experiencia brutal. Yo pensaba que jugaba bien, hasta que llegué allí y coincidí con las mejores de toda Catalunya», bromea. Ayer tuvo partido de liga y su equipo se impuso por 3-0 al CV Sant Pere Pescador.

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