Bruno Saltor: 'Quiero descubrir cuál es mi otra pasión'

El ebrense bajó el telón de su obra futbolística tras 20 años de profesional. Un camino que le ha llevado del Olímpic Móra a ser leyenda del Brighton

En la cuna del football, Bruno Saltor (Móra d’Ebre. 38 años) logró convertirse en leyenda, algo al alcance de muy pocos. Quizás no pasará a la historia por ser el mejor jugador del mundo, pero lo importante en el fútbol no son los títulos que logras en tu palmarés, lo que realmente importa es que allá donde vayas dejes huella, tu hinchada coree tu nombre y la gente esboce una sonrisa complaciente cada vez que se acuerda de ti. Bruno lo ha conseguido. Tras siete años en el Brighton & Hove Albion, el de Móra d’Ebre colgó las botas hace unos días en el encuentro contra el Manchester City de Guardiola que se alzó campeón del torneo doméstico. Hace dos temporadas, ‘The Captain’ logró el retorno del Brighton a la Premier League tras 34 años de ausencia. Bruno se marcha dejando al equipo en el mejor momento de su historia. Ahora que los ‘seagulls’ se han hecho mayores deberán alzar el vuelo solos, sin su eterno capitán.

Fue imposible no emocionarse cuando le vimos despidiéndose de los aficionados del Brighton junto a su familia. ¿Cómo vivió aquel momento?
Fue un momento muy emotivo donde te vienen muchas cosas a la cabeza. Sabes que es tu último partido como profesional, y aunque esté contento tras tomar esta decisión, no deja de ser un momento muy especial. Tuve la suerte de estar rodeado de mi familia, mis amigos y de todos los fans del Brighton que me demostraron todo el cariño y el respeto que me tienen, y eso es lo más importante. En el mundo hay cosas que no se pueden comprar y una de ellas es el cariño de la gente.

¿Fue la despedida que siempre había soñado?
Nunca hubiese soñado en una despedida así, la verdad es que sobrepasó todas mis expectativas: la importancia del partido, la reacción de los fans cuando me cambiaron, y en definitiva, todo lo que rodeó aquella tarde de despedida. La verdad es que estoy muy agradecido.

En Brighton se ha convertido en una leyenda después de defender su escudo siete temporadas. ¿Por qué cree que ha calado tanto?
Creo que los aficionados buscan futbolistas que jueguen con pasión, con sentimiento y que lo dejen todo en el campo, y eso es lo que he intentado hacer siempre. Ser lo más honrado con mi juego, darlo todo por la camiseta y con el máximo respeto posible. Lógicamente a los aficionados les gustan los buenos jugadores y los que marcan goles, pero también a los que se dejan la piel en el campo.

Lo de entrenar es una cosa que no la descarto

A pesar de su retirada, se le nota contento e ilusionado. ¿Qué planes de futuro tiene ahora? 
Ahora mismo estoy en Belfast (Irlanda) sacándome el curso de entrenador. Y la intención es la de formarme, aprender y quiero descubrir cuál es mi otra pasión que no sea la de jugar a fútbol. Lo de entrenar es una cosa que no la descarto. Me estoy sacando el título para ver si es lo que quiero realmente. El club ya lleva temporadas abriéndome las puertas para seguir trabajando con ellos y les estoy muy agradecidos, tengo que reunirme con ellos en junio y ya veremos. Como futbolista vives una vida y a veces vives un poco aislado, aunque por suerte mi circulo siempre me ha hecho tocar de pies en el suelo y sé que hay muchas más cosas fuera del fútbol.

Ha tenido algunos días para echar la vista atrás y pensar en todo su recorrido. Olímpic Móra d’Ebre, Lleida, Espanyol, Nàstic, Almeria, Valencia y Brighton… ¿Qué saca de este camino?
He tenido buenos momentos en todos lados, incluso en el Nàstic. Cuando bajamos en 2002 fue un momento difícil para mi porque era joven y entender estas situaciones nunca es fácil, pero guardo muy buenos recuerdos. Compartí momentos con grandes jugadores y grandes personas. Estoy muy agradecido a todos los clubes donde he pasado porque me he sentido como en casa, me han tratado muy bien y gracias ha ellos he podido disfrutar del fútbol de la mejor manera.

Por cierto, en su despedida también estuvo presente Arnal Llibert, el ex director deportivo del Nàstic con el que les une una gran amistad. ¿Qué le pareció su destitución?
Ha sido un año difícil para el Nàstic y para Arnal, por supuesto. El equipo no ha ido bien desde el principio. El club siempre tiene grandes expectativas y este año no se han podido cumplir. Yo deseo que el Nàstic esté siempre lo más arriba posible, y de Arnal sigo pensando que es una persona muy preparada, con grandes conocimientos y estoy seguro que en el futuro estará donde se merece.

Jugadores como Edu Albacar y Oriol Romeu quieren apostar fuerte por el talento futbolístico en les Terres de l’Ebre. ¿Tiene alguna intención de hacer lo mismo o unirse a ellos?
Estoy muy contento con este proyecto. Además, son dos personas que tienen una gran experiencia en el mundo del fútbol y creo que es importante que se de salida a tanto talento que tenemos en les Terres de l’Ebre y esto es una gran plataforma para hacerlo. Yo ahora mismo no me lo planteo porque tengo intención de seguir viviendo aquí. Si algún día lo hago es porque vuelvo a casa y puedo estar encima del proyecto.

Ahora que te has retirado, ¿Vas a afeitarte la barba?
(se ríe) No no, de momento se queda. Empezó un poco en broma, me la dejé porque el equipo llevaba una gran racha de resultados, logramos ascender y ya se quedó. Casi fue un talismán. Ahora mismo es como un signo de identidad y además a mi familia le encanta, siempre que bromeo con mis hijos que me voy a afeitar se escandalizan y no quieren de ninguna manera.

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