El Nàstic se derrumba en los instantes finales y pierde en Elda (2-1)

Ni el gol de Pablo Fernández ni el penalti parado de Manu García dio para ganar al Eldense. Los granas se dejaron remontar en los últimos dos minutos de partido

Los finales épicos siempre tienen dos ópticas. La del ganador, que sale del partido en una nube, y la del perdedor, que no sabe dónde meterse. Al Nàstic le tocó ser de los segundos en Elda. Perdió en dos minutos la ventaja otorgado por el gol de Pablo Fernández y la actuación de Manu García, con un penalti parado y varias ocasiones claras. Capó y Juanto Ortuño voltearon el marcador y volvieron a meter al Nàstic en el sumidero de dudas en la que vive desde que Raül Agné es entrenador.

También es verdad que el Eldense pudo haberlo ganado en el primer acto. Igual que el Nàstic pudo sentenciar tras el 0-1. El fútbol se rige por sus propias leyes y en el momento en que los granas reforzaban -aún más- la defensa del resultado con cinco hombres para el tramo final acabó concediendo la remontada (2-1).

En los primeros minutos, el Nàstic solo pudo sobrevivir. Agné había decidido dar un cambio de sistema (del 4-4-2 al 4-2-3-1) para tratar de mejorar la imagen de visitante. Con Del Campo de enganche miraba de ganar en creatividad en una zona más adelantada, al tiempo que establecía una segunda línea de presión con el figuerense y los dos extremos (Robert y Marc Álvarez) por detrás de Guillermo. Pero en el inicio del choque, el equipo apenas pudo hacer otra cosa que achicar agua.

El Eldense impuso un ritmo altísimo. Los locales salían con excesiva facilidad desde atrás. La presión no era efectiva y los alicantinos cruzaban la divisoria tranquilamente. Tras entrar en campo grana, la consigna era evidente, buscar los costados, especialmente el de Tirlea, para bombardear el área de Manu García con centros laterales. Un ejercicio que salvaron los tarraconenses por los pelos y, cómo no, por las apariciones salvadoras de Manu García. El meta se jugó el tipo en un acción en la que evitó el tanto de Carnicer. Se recuperó rápido para volver a intervenir en un centro-chut de Soberón que tenía toda la pinta de convertirse en el 1-0.

La incomodidad grana era más que evidente. El Nàstic trataba de respirar con posesiones largas. Más para dar descanso a la defensa que para proponer. A Guillermo no le resultó fácil salir como único hombre en punta. Echó de menos ese acompañamiento que le ofrece un segundo delantero más ganador en los duelos de cabeza. No obstante, como calidad le sobra, tuvo la oportunidad de abrir el marcador en la única ocasión que dispuso. Se lanzó al piso Toni Abad para tapar su disparo.

El segundo tiempo, Raül Agné, sancionado en la grada, dio indicaciones para regresar al 4-4-2. A la naturaleza del equipo. Entró Pablo Fernández que le dio otro aire al ataque. Su presencia añadió letalidad a la ofensiva grana. Pero antes de que el asturiano transformara definitivamente el partido, Manu García volvía a hacerse gigante. El meta andaluz detenía una pena máxima al adivinar el disparo de Álex Martínez.

Ese poquito de energía que dio esa acción, y la que le quitó al Eldense durante unos instantes, fue la que aprovechó Pablo Fernández para ganarle un balón al portero del Eldense y marcar el 0-1 a placer. Sí, otra vez el Nàstic lograba rentabilizar el planteamiento habitual. Aguantar en defensa y matar en ataque. Y más que pudo hacerlo. Salieron del banquillo Javi Bonilla y Maurizio Pochettino para ganar en velocidad de cara a los previsibles contragolpes que se iban a producir. Como así fue. El soriano se hizo con una pelota en medio del campo visitante y no dudó en sacar su zurda a pasear. Le pegó duro, pero respondió, esta vez, Vallejo con una estirada felina.

Igualmente, el arquero azulgrana evitó el primer gol de Pochettino en el Nàstic. El extremo tiró con potencia desde la frontal, pero se topó con el brazo del meta. Dos oportunidades que pudieron haber sentenciado la primera victoria grana fuera de casa. No fue así y todo se vino abajo en cuestión de segundos.

El Eldense recuperó la moral. Veía como el rival retrocedía y le concedía metros para crecer en confianza. No perdieron la fe. Ni cuando Manu le sacaba un tiro a bocajarro de Soberón, ni tampoco cuando Quintanilla tapaba el disparo de Juanto Ortuño. Faltaban menos de cinco minutos y entró Trilles para aumentar las fuerzas en defensa. Pero a más hombres no siempre es mejor. Apenas se daban las indicaciones los jugadores granas que Pedro Capó lograba el empate en un saque de esquina. Montes perdió a su par y el veterano jugador lograba igualar el marcador. El 1-1 duró poco tiempo. En la siguiente jugada Juanto conseguía imponerse en el segundo palo a Quintanilla para rematar una pelota que Manu García blocó pero que por inercia acabó cruzando la línea de gol.

Un mazazo terrible para un Nàstic que consiguió hacer buenos los planes durante 87 minutos y que se derrumbó en solo 180 segundos.