Joan Oliver: «La campaña que Tebas empleó contra el Reus es la misma que ahora utiliza contra el Barça»

Joan Oliver rompe su silencio cuatro años después de su marcha del club y explica al ‘Diari’ los motivos del triste final del CF Reus y su ‘guerra’ con LaLiga

Cuatro años después de la expulsión del CF Reus del fútbol profesional, el antiguo propietario, Joan Oliver, rompe su silencio para ofrecer su versión de los hechos que llevaron al club centenario a la desaparición. Oliver reconoce que se equivocó en el plan de negocio y denuncia la persecución de LaLiga.

¿Cuánto dinero invirtió usted en el CF Reus?

En los dos años que estuvimos en Segunda B invertí unos cinco millones de euros a través de Gaupau, SL, sociedad unipersonal mía, a los que hay que sumar el millón de euros del canon de inscripción en la Liga de Fútbol Profesional. El ascenso a Segunda A nos obliga hacer una ampliación de capital para que el CF Reus pueda competir a ese nivel, y esa ampliación la suscribe CSSB Limited, sociedad de Hong Kong que también compra el BIT (Beijing Institute of Technology) FC de la liga china. CSSB la habíamos creado entre Core Store, SL e inversores chinos y taiwaneses. Los accionistas de Core Store éramos personas que habíamos coincidido en el Barça como Joan Laporta, Rafa Yuste, Xavier Sala Martín, yo mismo y algún otro pequeño accionista.

¿Joan Laporta participó en la gestión del CF Reus?

La arquitectura accionarial del CF Reus estaba hecha de manera que la suma de mis participaciones en las empresas propietarias de las acciones de la SAD totalizase un 51%. Por lo tanto, el control y la gestión del club era cosa mía. Joan Laporta ha sufrido las consecuencias de esta historia porque es una figura pública mucho más relevante que yo y hay personas que piensan que implicándolo de alguna manera conseguirán más eco, pero él no ha tenido ningún papel en la toma de decisiones sobre el CF Reus. Laporta era accionista de una sociedad que es accionista de una sociedad que tenía la mayoría del capital del Reus.

¿Laporta jugó algún papel relacionado directamente con el Reus?

En verano de 2018 conseguí un préstamo de un millón de euros para intentar seguir adelante. El banco me pidió un aval personal y como me dijeron que el patrimonio que podía aportar no era suficiente, recurrí a Joan Laporta para que también avalara conmigo, y así lo hizo. Así que ayudó, puso dinero de su bolsillo y lo perdió.

En el balance final, ¿usted perdió o ganó dinero con el CF Reus?

Yo me he arruinado con el Reus, porque todo el dinero que puse de mi bolsillo se perdió. Y el dinero invertido a través de CSSB también. Esta sociedad de Hong Kong sigue siendo propietaria del BIT chino e intentamos resarcirnos por esa vía, pero un año después del quebranto del Reus estalló la pandemia de covid y China cerró durante tres años y suspendió las competiciones. Y ahora estamos intentando superar semejante trance.

¿Esos negocios con China perjudicaron al club?

Existió un acuerdo de colaboración con el BIT en que el CF Reus envió a un grupo de sus entrenadores a trabajar a China y el Reus facturaba su coste a CSSB. En la parte económica de la relación, siempre fue la empresa de Hong Kong quien aportó dinero al Reus, porque ese era el plan. De hecho, cuando vendí el club, el Reus tenía una deuda neta de un millón y pico de euros con CSSB.

Entonces, ¿qué le falló?

CSSB se funda justo en el contexto en que los chinos compran clubs en todo el mundo. Pensamos que con el BIT entramos en la liga china y que los chinos están acostumbrados a hacer operaciones de 500 millones. A nosotros nos valía con 10 o 20 para el Reus. Creíamos que nos suministrarían recursos a través de la sociedad, pero por el camino hubo un cambio de política en China. El presidente Xin Jinping, nada más llegar, hizo un informe importante sobre la reforma de la economía con respecto a la industria del deporte. La liga china se desmadró con salarios disparatados y echaron el freno. Para todos esos inversores, poner dinero en el fútbol dejó de ser interesante. De hecho casi todos se han replegado. Mi primer error fue no prever que en China se podía dar ese cambio de política.

¿Cuándo decidió vender?

El verano de 2018 ya vemos que los recursos no llegan. Nos faltaba el dinero de los chinos y me pasé tres semanas, entre julio y agosto, en Hong Kong, pero no lo solucioné. Buscaba una ampliación de capital de 10 millones, con un mínimo de 5 para salir adelante. Eran los números que yo tenía en la cabeza en aquel viaje, que fue desesperante para mí. Es entonces cuando empiezo a hacer contactos para vender. Lo que yo buscaba al principio era un compañero de viaje, pero a la que estos se acercaban a LaLiga se hace evidente que las posibilidades de venta pasan por que yo desaparezca.

Pero ¿qué posibilidades reales de venta hubo?

Ese mismo verano de 2018 cerramos un acuerdo con unos compradores asiáticos vía Jorge Mendes. Teníamos todo pactado, pero a última hora se echaron atrás porque cuando fueron a LaLiga, ésta les ‘recomendó’ que no compraran. Pasó algo parecido con unos inversores andorranos, al menos esto es lo que a mí me comunicaron.

¿Es cierto que usted rompió, en el mismo Estadi y a última hora, un acuerdo con unos inversores árabes?

Sí, porque no cubrían ni las deudas del club. Yo en el tramo final, lo único que pedía era que se pagara todo lo que se debía, porque era la única manera de garantizar la continuidad del Reus. Sí que me planté porque no se comprometían con esto, a última hora nos dijeron que sólo iban a hacer una inversión inicial más pequeña. La deuda era de 7 a 10 millones.

¿En la negociación también iba incluido el BIT?

Para nada, nunca se negoció como pack. Lo que buscaba era a alguien que cogiera el Reus.

Entonces, ¿por qué no vende antes?

Porque, en realidad, nadie puso el dinero para pagar lo que se debía y los que sí querían se echaron atrás por LaLiga.

Y, ¿Onolfo?

Nunca me lo creí, pero era una situación límite. No tenía tiempo y había mucha presión. Otro de los grandes errores que cometí fue no hacer un concurso de acreedores meses antes de aquel enero de 2019. Tenía amenazas explícitas de LaLiga de que si lo hacíamos nos expulsarían, pero visto cómo han ido las cosas, quizás era lo mejor, porque a pesar de esa amenaza, habría contado con el paraguas de un juez. Nos hubiéramos protegido más.

¿Cómo llega a Onolfo?

Creo que vía Ayuntamiento. En el contrato se estipuló el dinero que tenía que abonar para saldar parte de la deuda y evitar que machacasen al Reus. Se lo vendimos por un dólar con la condición de que si, algún día, subía a Primera debía pagarnos un millón. Fue como un acto simbólico para no decirles a los inversores chinos que se regalaba. Se lo vendí porque no tenía a nadie. Lo cerré un domingo de madrugada en el AVE, volviendo de Madrid. Había estado con una gente que decía que se lo quedaban, pero LaLiga recomendó de nuevo que no. Podía hacer dos cosas, una vendérselo a Onolfo, a quien sólo conocía por Skype, o hacer concurso de acreedores. Me equivoqué.

Existe la teoría de que era un mandado suyo para cerrar el asunto.

Contra la mentira, ¿qué puedo hacer? Nunca lo he visto en persona, no me fío de él. En aquel momento era o él o el concurso de acreedores. Ni siquiera había oído hablar del socio, de Platt.

Onolfo acusó a usted y a Laporta de estafa.

¿Cómo nos puede acusar de estafa sino pagó absolutamente nada de lo que estaba estipulado en el contrato? Es surrealista. No pagó ni el dólar inicial, que es equivalente a menos de un euro.

En ese verano de 2018 hicieron una plantilla para dar un paso más, pero en agosto no pudo inscribir a todos los jugadores.

Cerramos casi todas las operaciones al principio del mercado. Quizás era un equipo para hacer un paso más, pero no veo un cambio de escala muy grande. Intentamos hacer un fichaje más ambicioso como el de Isaac Cuenca, pero LaLiga nos lo prohibió. Él estaba dispuesto a cobrar el mínimo salario, pero LaLiga decidió cuánto computaba el salario de Isaac por su cuenta y no le dejó inscribir, algo insólito. Es entonces cuando nos faltaba el dinero de los chinos y me pasé esas tres semanas en Hong Kong en busca de la ampliación de capital. Mi tercer gran error fue nunca imaginar hasta dónde llegaría la maldad de LaLiga, sus ganas de destruir. Lo que hicieron no se había hecho nunca en la historia, como cargarse a un club.

¿LaLiga persiguió al Reus?

LaLiga es una asociación patronal. Una patronal que azuza a los empleados contra una de sus empresas, ¿está actuando correctamente? Yo creo que es algo insólito. Tebas quería cargarse al Reus sí o sí.

Existe otro hecho definitivo en aquel enero de 2019, en plena crisis. Firma un documento a los jugadores en el que se compromete a dejarlos marchar si en tres días no soluciona el problema. Debilitaba al club. ¿No cree?

Creo que no eran tres días, que eran más. Seguramente fue un error, pero yo creo que los episodios concretos en una situación de crisis no pueden ser leídos aisladamente. Estamos hablando del mes de enero, que la percepción general era que LaLiga destruía al Reus. La ventana de fichajes se acababa y los jugadores tenían pocos días para encontrar trabajo. No critico que los jugadores miraran por ellos. Había más implicados que otros, pero eso pasa en todos lados. En general tuvieron un comportamiento excelente. Nos encontramos en medio de una guerra de sindicatos de jugadores, el de la AFE y otro promovido por LaLiga. Todo esto ocurrió después de un hecho insólito, LaLiga reunió a los jugadores a espaldas del club. Tebas buscó la alianza de los jugadores para destruir al Reus.

Tebas anunció públicamente que le denunciaría por mala praxis.

Si Tebas me ha denunciado yo lo tendría que saber, a no ser que lo haya intentado y lo hayan tirado atrás. Yo no tengo noticia de eso. Yo sí lo denuncié a él. Una querella que no me admitieron, porque los señores de Reus la enviaron a Tarragona y los de Tarragona, a Madrid. No se atrevieron. Y en Madrid juegas en campo contrario, y lo digo suavemente.

Entonces, no tiene relación con el presidente de LaLiga.

Mi relación con Javier es de espectador y a día de hoy veo su campaña contra el Barça y siento una sensación rara, porque creo que es la misma que utilizó contra el Reus, con la diferencia de que al Barça no se lo puede cargar. El Reus fue como un banco de pruebas que le sirvió para la campaña actual contra el Barça.

¿Cree que el contexto político del momento y el antagonismo ideológico entre el presidente de LaLiga y el propietario del Reus pudo pasar factura?

No creo que nos beneficiara desplegar una bandera catalana en el Estadi el fin de semana después del 1 de octubre. Y eso que se trataba de la senyera, la bandera oficial, y no otros símbolos.

Hemos hablado de los jugadores, pero los grandes perjudicados de esta historia fueron los empleados, los técnicos y los proveedores. ¿Ha hablado con ellos?

Con los proveedores externos no, por la simple razón de que no tenía relación directa con ellos. Con la gente que estaba allí dentro sí. Me siento responsable y me sabe muy mal todo lo que pasó, especialmente por ellos. Éramos un club muy familiar y había un ambiente muy sano. Sé que hay trabajadores que han salido muy perjudicados y eso me duele. Incluso tanto el presidente Xavi Llastarri como el resto de la junta no se merecen lo que vivieron, hicieron un gran trabajo, sin cobrar. Sólo dietas. Es falso lo que se ha dicho que cobraban 4000 euros.

De verdad, ¿nunca pensó en los aficionados, en lo que suponía para ellos perder al club de su ciudad?

No pensé en otra cosa. Pasé todo este tiempo con una foto en el fondo de pantalla, que era preciosa. En la imagen salía la grada, con la gente animando y destacaban una mujer y un niño. No paraba de pensar en ellos, también en mi familia. Por eso regalé al equipo al único que se lo quería quedar a cambio de salvarlo. Con esto no quiero quitarme responsabilidades. Asumo mis errores, no me escondo.

‘No conozco al señor Enríquez Negreira’

Por último, Joan Oliver, antes de recalar en el CF Reus, ejerció de director general del FC Barcelona de 2008 a 2010, años vinculados a todo el proceso de investigación del caso ‘Negreira’, por los supuestos pagos que el Barça realizó al exvicepresidente del Comité Técnico de Árbitros.

Oliver comentó al respecto que «en el Barça se pagan facturas con cantidades destinadas a gente que realiza informes de todo tipo, como jugadores, entrenadores o jóvenes valores». El exdirector general azulgrana añadió que «cada área del club tenía su presupuesto y si las cantidades entraban dentro del mismo, dabas el visto bueno. En este sentido estoy indignado con la campaña de los poderes del estado contra el Barça, entre ellos LaLiga, que se ha demostrado que es un poder de estado. No conozco a Negreira, no sé ni si he coincidido con él alguna vez».

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