Ni la suerte acompaña (Nàstic 0-0 La Nucía)

El Nàstic empata a cero frente a La Nucía en un partido insulso en el que Lupu tuvo el gol, pero dos palos le frenaron

A este Nàstic le da para lo que queda y ya ha quedado bastante claro que le dará, o eso esperemos, para salvar la categoría y gracias. Se ha mejorado con la llegada de Dani Vidal, pero hay cosas que desde el banquillo no se pueden cambiar. El talento o se tiene o no se tiene y en partidos como los de ayer frente a La Nucía uno comprueba que ante defensas cerradas no hay tanto como parece. Si encima la suerte no acompaña, Lupu tuvo dos palos, pues es lo que hay. Por suerte no se encajó y eso llevó el partido a un 0-0 que resulta insuficiente. El descenso sigue cerca.

Son ya cinco partidos los del Nàstic de Dani Vidal y las conclusiones que se pueden extraer son cada vez más firmes. Es una realidad que la idea que rondaba en la cabeza del técnico tarraconense se ha implantado. El conjunto grana es un equipo que se ha arropado en un juego simplificado que se ha traducido en una mejora de los resultados. Lo de simple hay que entenderlo desde un punto de vista positivo porque muchas veces complicar el trayecto impide que no se llegue al final de él. Eso sí, se volvió a comprobar que el Nàstic ante bloques bajos sufre. Le faltan muchos argumentos ofensivos para resquebrajar al rival.

El Nàstic compareció ante La Nucía dándole continuidad a ese juego de bandas en el que se intenta generar por acumulación. No se busca atacar al rival desde la paciencia y el pincel. Ahora se ataca desde la constancia y el abundante centro lateral. Eso tiene sus puntos fuertes y sus puntos débiles porque en el fútbol no hay ideario perfecto, o al menos no se conoce hasta la fecha.

La Nucía sabía lo que le esperaba y por eso saltó al verde con una defensa de cinco destinada a proteger su área. Hay dos maneras de defender a un equipo que busca de manera constante el envío desde el carril, una es quitándole la pelota y sometiéndole y la segunda acumulando gente dentro del área. El equipo alicantino quiso lo primero, pero rápidamente se dio cuenta de que le iba a tocar apostar por lo segundo porque el Nàstic fue un equipo reactivo en la presión que enmarañó cualquier tipo de circuito de pases.

En líneas generales se puede decir que La Nucía fue un equipo que se defendió bien. Ejecutó a la perfección ese plan de partido previsto en el que los granas iban a amenazar de manera constante su área. Solo hubo una ocasión en la primera mitad en la que estuvo cerca el Nàstic de romper la hoja de ruta visitante. Fue a las primeras de cambio cuando Lupu cazó un centro de Rey con un perfecto cabezazo que tras picar en el césped se estrelló en el larguero. Marc Fernández en el rechace armó el disparo a la media vuelta, pero Ackermann tiró de pies para evitar el gol grana.

Aquello pudo ser el inicio de un torrente de ocasiones de los de Dani Vidal, pero no fue así. Y eso que el Nàstic tuvo en fase ofensiva a dos jugadores en su mejor estado. Rey y Tirlea tuvieron un rol protagonista. El primero con libertad de movimientos desde el centro y el segundo volando desde el carril derecho. Pero no hubo continuidad ni tuvieron el arropo suficiente.

La cosa pudo ser peor porque en ese aparente control de la fase defensiva grana hubo un par de jugadas de desconcierto que pudieron costar la caro. La más clara fue una llegada de Javi Martín que sacó un disparo raso al palo largo que obligó al milagro a Manu García. El sevillano sacó el guante en una de esas paradas que si el resultado acompaña al final del partido toman mayor valor. Al descanso se llegaba con un 0-0 que reafirmaba lo visto sobre el terreno de juego.

Al Nàstic en la segunda parte se le seguía viendo poco fluido y abocado al centro lateral como único argumento ofensivo. Ante esa tesitura de partido, Dani Vidal interpretó y ejecutó rápido. Diez minutos tardó en realizar un cambio que tenía todo el sentido del mundo. Simón salía y entraba Guillermo Fernández. El conjunto grana ganaba otra amenaza en el área y conservaba centro lateral porque Marc Fernández iba a jugar tirado a la derecha, una posición para nada desconocida para él.

Aquel cambio pretendía aumentar el potencial ofensivo del equipo, pero a efectos prácticos no tuvo un impacto inmediato. Guillermo no entró bien al partido y el Nàstic seguía dependiendo en exceso de Tirlea que en la segunda parte solo hizo que acrecentar su protagonismo ofensivo en un encuentro en el que estaba muy por encima del nivel de sus compañeros. Precisamente en sus botas nació la que sería la segunda gran ocasión de los granas en el partido. Un centro suyo terminó rondando el área y Lupu se sacó un disparo a la media vuelta que solo el palo evitó que entrase. Por segunda vez la fortuna no acompañaba ni al delantero rumano ni al Nàstic.

En el rush final pudo haber vencedor y vencido. Lupu tuvo el gol con un cabezazo y La Nucía la victoria con un mano a mano que sacó Manu García. Un punto amargo. Por el cómo y por el qué supone.