Echaremos en falta la globalización

Será especialmente perjudicial para las economías emergentes

Es conocida la descripción de Europa antes de 1914 que realizó Keynes en el ensayo Las consecuencias económicas de la paz (1919): «¡Qué episodio extraordinario en el progreso económico humano fue la época que llegó a finales de agosto de 1914! Un londinense podía pedir por teléfono y desde la cama, mientras se tomaba el primer té del día, productos de toda la Tierra, en las cantidades que le parecieran apropiadas, y confiar que se los entregarían pronto en la puerta de casa; en el mismo momento y por los mismos medios, podía invertir los ahorros en los recursos naturales y las nuevas empresas de cualquier parte del mundo. Pero lo más singular es que consideraba que este estado de cosas era normal, seguro y permanente (excepto por una mejora constante) y que cualquier desviación era aberrante, escandalosa y evitable. Los proyectos y las políticas del militarismo y el imperialismo, las rivalidades nacionales y culturales, que serían la serpiente de este paraíso, eran el entretenimiento diario, y parecía que no podían influir en el curso de la vida social y económica, la internacionalización de la cual fue casi completa, en la práctica».

La invasión de Ucrania por parte de Putin es un caso más de «proyectos imperiales y rivalidades nacionales» y, como pasó entonces, pone en riesgo la «internacionalización casi completa», que era como se llamaba entonces lo que ahora conocemos por globalización. La guerra arancelaria de Trump y, sobre todo, la pandemia, ya habían iniciado un declive, pero la reaparición de bloques políticos enfrentados la hace imposible.

Aprendiendo de un tercero (alemán, en este caso), toda la humanidad se ha dado cuenta de la irresponsabilidad de hacer depender tus procesos productivos de países potencialmente enemigos.

La reducción de la globalización será especialmente perjudicial para las economías emergentes. Los países desarrollados acabarán siendo solo un poco más pobres de lo que lo habrían sido de otra forma, pero los países que han progresado en las últimas décadas y que eran desesperadamente pobres antes de poderse integrar en las cadenas de producción mundiales, China el primero, sufrirán enormemente la reducción del sector exportador.

Por lo que respecta a los mercados financieros, desde el punto de vista de valoración y de la capacidad que tiene para generar rentas, la renta variable continúa siendo el activo con mejores expectativas: la rentabilidad por dividendo es elevada y se soporta bien en los beneficios generados. En cualquier caso, el incremento de riesgos geopolíticos y la pérdida progresiva del soporte que suponían las políticas económicas universalmente expansivas nos han traído a un año 2022 más difícil. La apuesta por el estilo valor en contraposición al crecimiento sigue pagando, pero debemos mantener una posición equilibrada entre ‘valor defensivo’ y ‘valor cíclico’. En un mercado con tantas oscilaciones es importante mantener la consistencia en las apuestas y la prudencia en el riesgo que aportan.

Agustí Romagosa, CaixaBank Banca Privada.

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