El reciclado químico empieza a salir de los laboratorios y llega a la industria

La industria española multiplicará por cuarenta su capacidad de tratamiento de residuos plásticos mediante esta tecnología en el año 2025

«Si las materias obtenidas mediante el reciclado químico se utilizan como materia prima para la producción de nuevos productos, eso va a tener un impacto muy significativo», explica Cristina González, directora de innovación de la Federación Empresarial de la Industria Química Española (Feique), que recientemente presentó, junto a Plastics Europe (la asociación paneuropea de productores de plásticos) y Aimplas (Instituto Tecnológico del Plástico) un informe titulado Reciclado Químico en España: Apostando por un futuro circular.

En este informe, estas tres entidades constatan un salto cualitativo notable, a la vista de los últimos movimientos empresariales, en la adopción de la tecnología del reciclado químico por parte de las industrias, con unas expectativas que les llevan a calcular, a día de hoy, un crecimiento que multiplicará por cuarenta la capacidad de tratamiento de residuos mediante esta tecnología en el año 2025, hasta alcanzar cerca de medio millón de toneladas.

La descomposición de residuos plásticos es el foco principal hoy del reciclado químico, que supera las limitaciones del tradicional y ya asentado reciclado mecánico, donde determinados plásticos no podían ser reciclados y solo tenían la opción de la valorización energética. Esta tecnología permite, además, obtener materias primas con características técnicas equiparables a las obtenidas a partir de materias primas ‘vírgenes’, dotando de una nueva dimensión la circularidad en la industria petroquímica.

Aunque se está explorando su uso en otros materiales más allá de los residuos plásticos, el reciclado químico es una de las apuestas destacadas hoy en centros de producción como los situados en el polo petroquímico de Tarragona, en plena transición energética y digital.

La crisis global en la cadena de suministro de materias primas y el encarecimiento del petróleo y el gas abren ahora una oportunidad para lograr que esta tecnología pueda entrar en parámetros de rentabilidad industrial, una de las grandes barreras hasta hace poco para su despliegue.

«Hay muchas iniciativas en marcha -reconoce Cristina González, de Feique-, de las cuales bastantes en fase piloto, y alguna más avanzada, pero hace falta dar algún paso adicional, y hay que ver el precio que va a tener [esta materia prima obtenida a partir del reciclado químico] respecto a materias primas más tradicionales».

Sin embargo, «todo el problema global de abastecimiento de materias primas que estamos viendo es un empuje para promover mejor este tipo de materias primas», a lo que hay que sumar «los requisitos legales y medioambientales que van surgiendo». Cristina González se refiere, en este último caso, a la clara línea marcada por la Comisión Europea para convertir Europa en el primer continente climáticamente neutro en el año 2050, donde los criterios de sostenibilidad y circularidad en los procesos industriales tienen un papel central.

«En el año 2025 -recuerda Cristina González-, en el mercado de la Unión Europea deberá haber 10 millones de toneladas de plásticos reciclados, ya sean obtenidos mediante procedimientos mecánicos como químicos. No afirmamos que el reciclado químico sea la solución para alcanzar esos objetivos, pero sí una solución más».

En este punto, se abre una oportunidad en el polo petroquímico de Tarragona para situarse en una posición de liderazgo en este campo, con una legislación estatal que, esta vez, acompaña. «España -explica Cristina González- ha sido pionera en Europa en incluir en una ley el reconocimiento del plástico reciclado químicamente, y creemos que esto puede suponer una ventaja competitiva respecto a los países de nuestro entorno».

«Pero las empresas -añade la directora de innovación e Feique- necesitan la seguridad jurídica de que ese producto que van a obtener [mediante materias primas obtenidas a partir de reciclado químico] va a contar para esos objetivos de reciclado, con lo que es necesario todavía el reconocimiento del balance de masas [que especifica el porcentaje de plástico reciclado que incluye cada producto]».