La renta fija vuelve a escena

Tras el estallido de la Gran Crisis Financiera, los Bancos Centrales acometieron una política monetaria acomodaticia que ha inundado los mercados de liquidez durante la última década llevando los tipos de interés a mínimos históricos.

Como ocurrió con los pantalones de campana, el atractivo de la renta fija fue diluyéndose en comparación a una renta variable que contaba con el viento a favor de unas prósperas perspectivas económicas. Dicho de otro modo, no existía otra alternativa de inversión a las acciones y este razonamiento fue bautizado como TINA, por sus siglas en inglés, There Is No Alternative.

Sin embargo, el agresivo ritmo de subidas de tipos de interés acontecido este año para combatir la elevada inflación, ha despertado el interés de los inversores por la deuda pública. Una vez más, los Bancos Centrales, tijera en mano, han empezado a recortar la liquidez modificando los patrones del mercado. Dicho de otro modo, los pantalones de campana vuelven a escena del mismo modo que TINA empieza a desaparecer de los desfiles de moda.

Así pues, la renta fija vuelve a ser protagonista. Focalizándonos en Europa, a pesar del desplome de los índices bursátiles, el diferencial de rentabilidad vía dividendos comparado con los niveles actuales de tipos de interés, se encuentran en niveles mínimos de 2014.

Sin obviar la caída superior al 20% de capitalización que han sufrido las compañías europeas motivadas por la subida del coste de financiación, el entorno de elevada inflación y la falta de visibilidad macroeconómica, se antoja difícil hacer una sólida apuesta por este tipo de activo sin calibrar de forma certera el ajuste en beneficios. Al final, en un entorno de menor liquidez los fundamentales corporativos se erigen como la principal variable a monitorizar como argumento de inversión y de momento, el consenso de analistas deber revisar sus números.

Por poner algo de luz y sin que sirva de precedente, las bolsas han registrado en media caídas del 30% en periodos recesivos, por lo que, sin querer sacar punta al lápiz, el entorno de mercado podría seguir siendo convulso... ¿hasta cuándo?

Probablemente, el punto de inflexión se sitúe en el momento en el que alcancemos el pico de inflación, posibilitando el cambio de retórica de los Bancos Centrales, y por ende, allanando el camino a los activos de riesgo.

Por resumir, lo único que me queda claro es que el timing de inversión es clave, que TINA ya no está de moda y que los Bancos Centrales, cómo no, son los verdaderos sastres que modulan las condiciones de mercado y por tanto, las decisiones de inversión...

Diego Orte es responsable de carteras en Ibercaja

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