¿Por qué los españoles ahorramos mal?

En España siguen existiendo algunos vicios y costumbres que impiden al conjunto de los ciudadanos aprovechar todos los recursos para mejorar su salud financiera

Partiendo de la base de que el nivel de educación financiera ha mejorado notablemente en España en los últimos años, todavía existe en nuestro país un amplio margen de mejora para que los ciudadanos, a nivel general, tomen decisiones de ahorro e inversión que les ayuden a optimizar mucho mejor sus finanzas, lo que sin duda redundará en un bienestar personal en las diferentes etapas de su vida.

En todo caso, las situaciones de máximo estrés que hemos vivido en los últimos años, pandemia mundial y una guerra en el corazón de Europa incluidas, han demostrado que los ahorradores particulares estaban mucho mejor preparados e informados para tomar decisiones racionales sin dejarse llevar por el miedo. Justo al contrario de lo que ocurrió con la crisis financiera surgida a raíz de la burbuja hipotecaria y la crisis subprime de 2008, cuando el menor conocimiento de los ahorradores y la menor diligencia de algunos profesionales del sector desembocó en una toma de decisiones equivocadas.

En estos últimos años se ha demostrado que ese esfuerzo compartido entre industria, profesionales y clientes particulares ha dado sus frutos. Sin ir más lejos, en la última década, la inversión en Fondos, la mejor opción para maximizar el ahorro en el largo plazo, por su gestión profesionalidad, seguridad y diversificación, ha crecido más de un 50%, pasando de poco más de 200.000 millones de euros en 2012 a los 306.000 millones con los que cerró el pasado ejercicio, según los datos que aporta Inverco.

No obstante, en España siguen existiendo algunos vicios y costumbres que impiden que el conjunto de los ciudadanos aproveche todos los recursos a su alcance para mejorar la salud financiera de sus bolsillos. ¿Cuáles son las razones que explican que ahorremos menos y peor de lo que deberíamos?

En primer lugar, porque en España existe un conservadurismo en el ahorrador medio, al menos si lo comparamos con la mayor parte de países de nuestro entorno, lo que empuja a la obtención de unos resultados del ahorro a largo plazo muy deficientes y con unos rendimientos bajísimos. Un factor que ha hecho que el grueso del ahorro se haya dirigido a renta fija a corto plazo, productos teóricamente sin riesgo, pero que han desembocado en resultados poco productivos.

Ese carácter conservador se explica en gran parte por lo poco valorada que ha estado históricamente la profesión de asesor financiero, existiendo una creencia errónea de que se trataba de un servicio limitado solo para grandes patrimonios. En los últimos años, al abrigo del impulso regulatorio, la industria ha hecho un gran esfuerzo por visibilizar y profesionalizar la labor de los asesores, cada vez mejor preparados y que trabajan para ofrecer el mejor servicio a los clientes, en base a sus extensos conocimientos y actualización de los mismos.

Por otro lado, históricamente, los trabajadores españoles no han tenido una especial preocupación por asegurar el ahorro para la jubilación, en buena parte por la protección que ofrecía el Estado que aseguraba una pensión pública no muy distinta al último sueldo, a un nivel entre los más altos de todos los países de la OCDE, circunstancia que despreocupa a los ciudadanos a la hora de plantear su jubilación y desincentiva el ahorro a largo plazo. Ante un sistema público de pensiones cada vez más difícil de sostener, en los términos y condiciones actuales, los trabajadores del presente tenemos que buscar fórmulas para complementar la pensión pública y mantener así el poder adquisitivo una vez lleguemos a la jubilación.

Todos estos factores encuentran parte de su explicación en el bajo nivel de educación y cultura financiera, fundamental a la hora de contar con las bases para tomar las mejores decisiones de ahorro e inversión ajustadas a los intereses y circunstancias personales de cada cliente, así como su horizonte temporal y perfil de riesgo.

Para cambiar este paradigma, existe una fórmula perfecta que seguro llevará a cualquier particular a lograr sus objetivos financieros: plantear estrategias de ahorro en el largo plazo, apostar por la diversificación en las inversiones y contar con la ayuda de un profesional debidamente cualificado.

Andrea Carreras-Candi es directora de EFPA España

Temas: