Alerta estamos

Hay que estar prevenidos y no asustados, siguiendo el consejo quevediano

Durante toda esta semana tendremos que mantener el nivel de alerta máxima, ya que han aumentado los niveles de amenaza en las redes yihadistas, que siempre saben lo que se pescan. Los servicios de Inteligencia sólo pueden prever los actos terroristas después de que hayan sucedido, pero se teme que los rumores de un atentado puedan ser la confirmación de la catástrofe, aunque hagan menos ruido. No siempre es verdad eso de que el miedo es peor que aquello que se espera. Hay que estar prevenidos y no asustados, siguiendo el consejo quevediano. No es traidor el que avisa, pero puede ser un asesino muy formal, cumplidor de sus siniestras promesas. Los agentes que rastrean las cada vez más tupidas redes de Internet tienen cada día más trabajo, ya que hay más asesinos en potencia que en acto. La amenaza del Estado Islámico es «global, real y permanente», según los expertos. No es que veamos visiones, sino que está a la vista y siguen estando aunque cerremos los ojos. Los que trabajan a tiempo completo en el «terror audiovisual» están haciendo horas extraordinarias con eso del aniversario del Califato. La matanza de 38 turistas europeos en la piscina y la playa de un hotel de Túnez ha determinado que cunda el pánico, aunque los verdugos han dicho que su objetivo era matar extranjeros, no atacar un hotel de capital español.

No es fácil refugiarse de estos fanáticos que están convencidos de que serán recibidos por la huríes del profeta, ya que él en persona seguirá ocupadísimo, organizando otras escabechinas. Hay religiones mejores y peores, pero las pésimas son las que insisten en residir en otros siglos y actualizar las Cruzadas y la Inquisición. Simone de Beauvoir, que fue la comprensiva hurí de Sartre, dijo que le era más fácil pensar en un mundo sin creador que en creador cargado con todas las contradicciones del mundo. Los grafiteros, que aparte de emporcar las ciudades, tienen tiempo para dedicarse a la mística, nos sugieren explicaciones que se suben por las paredes: «Dios no ha muerto: está vivo y trabaja en un proyecto mucho menos ambicioso».

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