El cuidado a los mayores

Más de medio millar de tarraconenses se acogieron el año pasado a una excedencia laboral para dedicarse a cuidar a un familiar. Es una cifra que irá a más en los próximos años, consecuencia inevitable del progresivo envejecimiento de la población.

Es verdad que la esperanza de vida se ha incrementado notablemente, como lo es también que llegar a anciano implica, incluso en el mejor de los casos, un cierto deterioro de la salud que necesita de unos cuidados. En estas circunstancias, uno de los grandes retos para un futuro no demasiado lejano será cómo cuidar a los ancianos en su domicilio. La tecnología ha puesto a nuestro alcance algunos avances, como la domótica, la teleasistencia avanzada, la estimulación cognitiva...

Pero todos estos sistemas deben ir siempre acompañados de los cuidados por parte de personas, que deben estar bien formadas y contar con condiciones laborales dignas. En este sentido, es evidente que, pese al logro que supuso la Ley de Dependencia, las horas de atención domiciliaria de los servicios con financiación pública son insuficientes, por lo que el apoyo de familiares se hace necesario incluso en las ocasiones en que hay un cuidador profesional –que no son la mayoría–.

Se da la circunstancia además de que los cuidados familiares todavía tienen una perspectiva femenina, siendo la mujer la que en la inmensa mayoría de los casos se hace cargo de esta tarea, una circunstancia que incrementa la desigualdad, al verse obligadas a renunciar a su carrera profesional y asumir el desgaste físico y mental que supone cuidar a un familiar dependiente.

Es necesario reconocer el papel de las personas cuidadoras que, abnegada y silenciosamente, hacen posible que nuestra sociedad sea más humana. El sistema de cuidados merece atención, a los mayores y a los cuidadores.

Porque por mucha tecnología que haya, todos queremos un trato humano y necesitamos el afecto insustituible de las personas.

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