Socorrer a los hipotecados en apuros

Las últimas decisiones del Banco Central Europeo que han tenido como consecuencia sucesivas subidas de los tipos de interés, una política con la que persigue reducir los disparados niveles de inflación incidiendo sobre el consumo, amenazan con ahogar un poco más a las familias que tienen una hipoteca.

En efecto, la vertiginosa escalada del euríbor, que aún no ha tocado techo, coloca a más de un tercio de las familias con escasos recursos en riesgo de no poder pagar sus créditos al tener que dedicar a ellos cuatro de cada diez euros que ingresan, mientras su poder adquisitivo se ve mermado por el ascenso de la inflación. Esta advertencia del Banco de España pone de manifiesto la necesidad de articular medidas de apoyo a los hipotecados en apuros, cuyo número crecerá a medida que las condiciones de los créditos variables –la mayoría de los vigentes– sean sometidas a su revisión anual.

Consciente de este problema, el Gobierno se ha reunido con la banca con la intención de alcanzar un acuerdo que tenga en cuenta esta realidad. De esta forma, el objetivo de estas negociaciones es que el sector financiero muestre cierta sensibilidad con un problema social que puede desembocar en enormes dramas humanos. Un tema que, una vez más, ha evidenciado diferentes formas de pensar en el seno del Ejecutivo. En todo caso, la exasperante lentitud con que avanza –en el caso de que lo haga– este acuerdo resulta decepcionante y coincide con la proliferación de informes que prevén un acelerado deterioro de la economía que no hará sino agravar la situación.

Es lógico que las entidades financieras velen por sus intereses. Pero entre estos también figura el de adaptarse a las posibilidades de sus clientes en aprietos a fin de impedir, hasta donde sea posible, salidas drásticas que no benefician a nadie y generan gran alarma social, como no puede ser de otra manera.

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