Violencia machista, una lacra que no cesa

España está viviendo un diciembre negro, con once asesinatos machistas que hacen de este mes el más letal de todo el año y el peor diciembre de la historia. Se trata de una situación límite –un solo crimen ya lo es– que requiere respuestas rápidas y eficaces. De hecho, el Ministerio de Igualdad ha reunido por primera vez el comité de crisis.

La medida representa una señal de alerta imprescindible aunque limitada, puesto que solo agrupa a responsables de los ministerios de Igualdad, Interior y Justicia y cargos de las comunidades autónomas en las que se han producido los crímenes. Los asesinatos de este mes confirman que los momentos del año en que la convivencia entre el agresor y la víctima se hace más inevitable incrementan los riesgos de que la violencia machista desemboque en lo peor.

Que la mayoría de esos casos responda a un patrón con episodios de violencia de género y denuncias anteriores obliga a revisar las medidas de protección y a tener en cuenta todas las circunstancias que acompañan a la expresión más dolorosa de la posesión machista. Atendiendo especialmente las situaciones de vulnerabilidad por limitaciones físicas, de movilidad, cognitivas o como resultado de adicciones.

O como consecuencia de un sometimiento emocional, psicológico, material o grupal que deriva en dependencia e indefensión. «Extremar la precaución» es el mensaje que la secretaria de Estado de Igualdad, Ángela Rodríguez, dirigió a las administraciones y a los ciudadanos, a quienes pidió que denuncien cualquier señal de violencia de la que sean testigos.

Porque la lucha contra esta lacra compete al conjunto de la sociedad y porque será imposible acabar con esos crímenes sin desterrar la cultura machista en su conjunto. Y a ello debemos entregarnos gobernantes y opositores, policías, jueces, servicios sociales y asistenciales y todos los ciudadanos sin excepción. La lucha contra la violencia machista no puede esperar y necesita de todos.

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