El boicot

Cayo Lara ha pedido que no se venda Coca-Cola en el Congreso de los Diputados

En la fiesta del PCE me dieron muchos folletos que invitaban a no beber Coca-Cola. Allí no había. Habría sido como llevar morcillas a la cueva de Bin Laden. Cayo Lara ha pedido al presidente del Congreso que no se venda en la Cámara baja mientras la embotelladora Coca Cola Iberian Partners no cumpla las resoluciones judiciales que le obligan a readmitir a los trabajadores de la planta de Fuenlabrada. Tratando de coartar libertades desde arriba. Que pida a los diputados que no la consuman y cada uno decida. O mejor, que recuerde lo que Marina Dodero, amiga de Cristina Onassis, decía: que la millonaria murió por tomar 24 cocacolas light diarias. Hasta Joan Crawford, casada con el jefazo de Pepsi, tomaba Coca Cola en público. Ya viuda, cada vez que coincidía en un restaurante con el presidente de Coca Cola se intercambiaban botellas. A mí me dice Joan Crawford que no beba Coca Cola y no vuelvo a pedir una. Por miedo. Pero Cayo Lara.

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